Capítulo 21

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Capítulo 21

  

   Empezó besando con ternura su cuello y sus hombros. Hasta sentir sus labios húmedos en el lóbulo de su oreja hasta llegar a mis labios.

  Antonella empezó a temblar y él se dio cuenta.

_ Me detendré…

_ No…Por favor…No lo hagas. Quiero estar contigo… ¿Acaso no lo ves? Estoy luchando conmigo misma porque quiero estar contigo. No te detengas…Ayúdame a superar estos miedos que tengo y que me alejan de ti._ las lágrimas aparecieron en ese momento y bañaron su rostro.

_ Nella…_ dijo al secar poco  a poco aquellas lágrimas con delicadeza.

_ Te amo… Te amo, Nicholas… Le amo, duque St. Ives, si no se ha dado cuenta.

_ Y yo a ti.  Pero no quiero que te obligues a hacer algo que te cuesta y te lastima.

_ Soy una mujer fuerte…Créeme. Sólo necesito tu ayuda…Quiero estar contigo._ le miró con una mirada llena de súplica.

_ Y yo…_ colocó sus manos en su quijada, mirándola con ternura_. Solo quiero hacerte feliz. Sobre todas las cosas necesito hacerte feliz…Nella, siempre supe que habría una respuesta a mis plegarias… Y tú, eres la única para mí.

_ Entonces, hazme feliz esta noche…Ayúdame a borrar de mí estos miedos. Por favor…

   Antonella colocó sus manos en su pecho. Y él acercó sus labios a los suyos. Podía saborear el dulce sabor de sus labios. Mientras sus manos desataban el lazo que estaba en camisón de dormir, después de dejar caer el chal. Y así, poco a poco, le hacía unirme a él. Con sus caricias. Con su delicadeza. Con su dulce voz que le hacía tranquilizarse y a dejarse llevar. Al mismo tiempo, que ella empezaba a sentir que empezaba a  nacer en sus brazos, una vez más.

   Volvió a llorar, no porque estuviese incómoda. Sino por la felicidad que nacía en ser interior en aquel instante. Nicholas estaba siendo sumamente tierno con ella, tanto, que aquello inundaba a su corazón.

   Cerró los ojos. Lo único que existía era la pasmosa sensación de flotar en una nebulosa oscuridad con Nicholas, mientras el puro deseo le asaltaban los sentidos.

_ Nella…

    Abrió los ojos y lo miró a la cara. Él estaba mirándola.

_ Sí…_ susurró.

   Él se quedó en silencio, mirándola tiernamente, amorosamente. Hasta que observó aquella lágrima que empezaba a recorrer su rostro. Miró esa lágrima con una compresión que le elevó el corazón, llegándole al alma.

_ Te amo._ susurró él dulcemente_. Mi corazón es tuyo… Estoy en tus manos. Y te amare hasta mi último aliento de vida.

_ Yo también te amo. Y te amare hasta el día en que muera…

   Nicholas la abrazó aún más fuerte. Mientras sus labios volvían a colocarse en los suyos. Y bajo del manto de esa noche sus vidas se unieron en una. Una vez más. Las barreras del pasado y de los miedos se desvanecieron aquella noche, dándoles una manera de sanar aquel vacío que se había formado en medio de ellos, por tanto tiempo.

   Cuando Antonella despertó a la mañana siguiente, el sol ya entraba a raudales por las ventanas. Nicholas la tenía abrazada con ternura.

   Hasta aquel instante en que él abrió los ojos, medio adormilado, hizo una profunda inspiración para llenar los pulmones, y la estrechó fuertemente, besándole las mejillas, el cuello y finalmente la boca.

_ Gracias por hacerme feliz… Y por ayudarme a superar mis miedos. Gracias por no dejarme nunca sola. Por estar siempre allí para mí. Por amarme._ le dijo Antonella cuando sus ojos se encontraron, rozando con ternura el rostro de Nicholas.

_ No me debes las gracias… Soy yo quien debe decirte: Gracias. Nella, me has dado mucho, muchísimo, más de lo que merecía. Ahora deseo seguir pasando el resto de mi vida demostrándote lo mucho que te quiero... Mi intención será siempre el hacerte feliz todos los días del resto de mi vida.

   ¿Sería posible que pudiera haber o encontrarse tanta felicidad?

   Antonella y Nicholas aún tenían que descubrirlo.

   Al menos, la vida les había dado la oportunidad de derrumbar unos de los obstáculos.

   ¿Podría derrumbar aquel que ellos aún desconocían?

Las lágrimas de un ÁngelWhere stories live. Discover now