Capítulo 18: Caos y Maldad.

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Hola a todos los que me honran con su lectura. Créanme si les digo que me costo mucho trabajo, ojalá les guste. Y me disculpo por hacerlo tan corto.

Espero que les guste este capítulo lo hice con mucho cariño.
Los personajes pertenecen a William Joyce y Naoko Takeuchi.

***

Serena entro en su habitación y se hecho en la cama a llorar, sin consuelo, sintiendo en el alma el frío de la separación, se sentía más solá y abandonada que nunca, ¿Porqué se habían conocido? ¿Porqué había conocido el amor en brazos de Jack? Todo estaba mal sin él, sin su alegría y su ternura. El era todo lo que había anhelado. Quería gritar y patalear de dolor, pero no podía hablar ni decir nada a nadie, ni siquiera a Luna. ¿Cómo reaccionaría ella, si supiera que tan lejos había llegado su relación con Jack? Seguramente la reprenderia. No... No, definitivamente no podría decirle nada, ese seria su secreto, algo muy suyo que guardaría para siempre en su corazón. Como el más valioso y maravilloso de los secretos.

Recordó el dulce beso de Seiya y se tocó los labios, aun sentía su calor, su sabor y el suave aroma a vainilla de su loción, se sintió culpable, lo había usado como una forma de olvidar a Jack. Y se avergonzaba de su proceder. Eso estaba segura que lastimaría mucho a Seiya, pero era algo que no quiso evitar, porque lo había anhelado tiempo atrás.

Después de que se fue, se sorprendía a sí misma pensando en él continuamente, extrañandolo, y pensando que todo se debía a la cercana amistad que compartieron, sintiendo nostalgia, y añorando su presencia, ese chico había ocupado una parte importante de su corazón y sus pensamientos, su alegría y vitalidad eran una de las cosas que siempre le gustaron y que más extraño de él, lo quería mucho, pero solo era un sentimiento tierno y maravilloso que nunca supo definir, solo sabía que le gustaba mucho la forma en que la trataba, todos sus esfuerzos por conquistarla eran opacados por el maduro y protector amor de Darién, porque ella amaba a Darién, adoraba su profunda y enigmática mirada azul, y todo lo vivido con el era un lazo muy fuerte que los unía, pero que no le impidió sentir algo por Seiya. Muy a pesar suyo había sentido por él, algo más que amistad, se había enamorado de esa estrella fugaz y no lo había querido reconocer negándose a si misma los sentimientos que escondía en el fondo de su corazón hacia él, por su fuerte obsesión por el perfecto e inteligente chico que había hecho todo por ella, dando incluso su vida, tal como siempre lo había soñado, tan noble y justo como siempre lo vio, creyendo a ciegas en el, nunca se dio cuenta en que momento su príncipe dejo de ser el cariñoso y protector hombre de su vida, para convertirse en alguien egoísta y manipulador, que se avergonzaba de ella y la trataba con fría arrogancia, lleno de vanidad y soberbia, tan pagado de si mismo, pero no se había querido dar cuenta, por ese amor enfermizo y obsesivamente idealizado que la humillaba y denigraba, tan solo por un simple beso o una fría caricia, aceptando gustosa las migajas que el le daba. Pensaba con tristeza.

Sintió las suaves patitas de Luna al subir a su cama y se movió.

— Luna... ¡Oh mi dulce y tierna Luna! Cuanto te extrañe, hace mucho que no hablamos, lamento mucho haberte dado tantos problemas y preocupaciones, a ti, que eres tan pequeñita y frágil. Que siempre estas cuidándome y aconsejandome. — Le dijo abrazandola fuertemente.

— ¡Oh Serena! Yo también te extrañe mucho, perdón por hacerte esto. Mirate como estas sufriendo por mi culpa. No debí borrarte los recuerdos. — Dijo mirando entre lágrimas a Serena.

— Tu no tienes ninguna culpa, por favor Luna, es culpa mía, yo fui la tonta que se pasaba los días extrañando al dulce y tierno Seiya, tu solo buscaste protegerme a mi y a Darién. —Dijo.

— ¡Serena! Como lo siento. ¿Qué pasará ahora con Jack? — Preguntó sabiendo la respuesta del bondadoso corazón de Serena.

— No pasará nada, ya hice lo que tenía que hacer. Yo nunca dejare mis obligaciones a un lado, se lo que soy y actuare como una princesa y futura reina, jamás arriesgare a Riny. — Dijo con seguridad y a la vez mucha tristeza.

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