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En cuanto desperté, miré por la ventana. El Sol ya había salido, pero el cielo estaba muy nublado.

Me senté sobre la cama, teniendo cuidado de no despertar a Jack, pero fue inútil.

— Estás despierto. — dijo, frotándose los ojos. — ¿Ya debes irte? — preguntó, y asentí con la cabeza.

Me volví hacia él, dirigiéndole una sonrisa.

— Eres increíble, en serio. Gracias por todo. — dije, haciendo que me devolviera la sonrisa.

Me puse de pie, pero el no se movió ni un centímetro.

— Adiós, Tommy. — Me acerqué para revolver su cabello, empezando a creer que se había vuelto un hábito.
— Adiós, Jacky.

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Cuando llegué, Tyler y Cara estaban de pie en la sala.

Tyler caminaba alrededor de la mesa, y Cara sólo se mordía las uñas mientras decía algo inaudible.

No tardaron en notar mi presencia, y fulminarme con la mirada.

— Estás en problemas. — dijo Cara, apretando los puños, haciendo que Tyler imitara su acción.
— Muchos problemas. — completó.

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— Eso suena realmente estúpido. — Intenté tomar la mano de Cara, pero ella insistía en terminar la oración. — ¿Porqué Jack te recibiría en su casa? Creí que no se agradaban.

Tyler se puso de pie de súbito, dirigiéndose hacia la cocina.

— Como sea. — levantó la voz. — Sacó a Thomas de un problema. Ángel guardián Jack salva el día otra vez. Genial.

Intenté ponerme de pie, pero Cara me tomó de la muñeca.

— ¿A dónde vas, Thomas? — me miró con severidad. — Aún no terminamos.
— ¿Podríamos dejarlo para después? Harán que me sienta aún peor.

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Tenía que admitirlo, no me encantaba la idea de tener dos carreras en una misma semana.

Lo pensé varias veces, y al notar el entusiasmo de Tyler, decidí que no iba a terminar con sus ánimos sólo por mi egoísmo.

Salí temprano hacia la tienda cuándo sospeché que Cara quizás me buscaría para continuar con nuestra conversación.

Llené ambas canastas hasta que no tuvieran más espacio, ya que sospechaba que Tyler no pensaba comprar nada en mucho tiempo.

— Hola, Thomas. ¿Cómo estás? — escuché una voz femenina detrás de mí. Pero esa no era Cara. No, no podía ser Cara.

Dejé ambas canastas sobre el suelo, dándome la vuelta. Y ahí estaba.

— Hola, Kourtney. — fingí una sonrisa, mirando detenidamente la botella de Bacardí que sostenía con su mano derecha. — ¿Qué haces por aquí?

Me devolvió la sonrisa, mirando hacia atrás. Jack salía de uno de los pasillos, dirigiéndose hacia ella.

— No creo que debamos de llevar alguna otra cosa. — dijo, sin mirarla.
— Cariño, mira. Thomas está aquí.

Ambos me dirigieron la mirada, y en ese momento, me hubiera gustado desaparecer.

La expresión de sorpresa en el rostro de Jack simplemente lo empeoró todo.

— ¡H-Hola, Tomm-Thomas! — tartamudeó, también fingiendo una sonrisa. — ¿Cómo estás?
— Es tarde. — dije, poniendo las canastas sobre la caja. — Ya debería irme.

La cajera cobró las cosas rápidamente, haciendo que suspirara, aliviado.

— ¿Tú y Cara vendrán a la fiesta, verdad? — preguntó Kourtney, mirándome con suficiencia. En serio estaba esforzándome por mantenerme bajo control.

Negué con la cabeza, pasándome una mano por el rostro.

— ¡Vamos, tienen que ir, será en casa de Jack! — exclamó, moviendo excesivamente las manos. — ¡Puedo apostarte a que todas las parejas irán!

Jack la miró confundido, pero se volvió de vuelta hacia mí.

— ¿Supongo que te veré ahí? — preguntó, frunciendo el ceño. A estas alturas, no tenía la más mínima idea de que era lo que estaba pasando.

Lo miré a los ojos, y no encontré nada. Parecía ser otra persona.

— Sí. — asentí, tomando las cosas de la caja. — Supongo que me verás.

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