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— De acuerdo, Cara. — solté un suspiro, mirándola por segunda vez, asegurándome de que esto en realidad estaba ocurriendo, y que no era mi cabeza. — ¿Qué mierda?

Cruzó los brazos sobre su pecho, levantando la mirada de vuelta hacia mí.

— ¿De qué hablas, Thomas?
— De todo este estúpido juego. ¿En serio crees que impresionas a alguien? Pues en realidad, no. Sólo estás haciendo el ridículo.

Apretó ambos puños, atravesándome completamente con la mirada en sus ojos marrones. Dudé nuevamente si no estaba soñando cuando pude sentir que su mirada incluso parecía arder.

— ¡Es tan fácil para ti decirlo, Thomas! — alzó la voz, llamando la atención de varias personas a nuestro alrededor. — ¡Nunca has tenido que intentar encajar, y nunca has sentido que eres prácticamente invisible! — continuó, pude escuchar como su voz parecía perder cada vez más fuerza lentamente. — Mi novio me dejó por uno de mis amigos, ¿Lo recuerdas? ¿Y dónde estuviste tú todo ese tiempo? Eras mi mejor amigo, y la única amistad sincera que llegué a tener jamás. Yo confiaba en ti. Pero simplemente desapareciste de tu vida, Thomas. Como si no importara en absoluto. Espero que estuvieras muy atento, porque acabas de observar como tú me perdiste a mí.

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Cerré ambas ventanas, y di otro trago a una de las cervezas de Tyler. Creo que nunca podría cansarme de decir lo mucho que detestaba beber, pero no importaba, siempre terminaba haciéndolo de una u otra manera.

No sé por qué, pero siempre me toma por sorpresa ese estúpido sentimiento que me hace sentir que el tiempo pasa justo frente a mis ojos, y yo estoy ahí, de pie, inmóvil.

Como si no pudiera huir. Como si estuviera atrapado.

A veces me cuestiono demasiado el por qué las cosas se me salen tan fácilmente de las manos. O por qué las personas siempre se van. Cara. Jack. Los recuerdos me invaden como si acabaran de suceder.

Creo que nunca sabré por qué, pero incluso cuando estoy rodeado de personas a veces me siento completamente solo.

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Tyler giró el volante, deteniendo el auto difícilmente frente al semáforo con la luz roja. El frío entraba por las ventanas abiertas, y las luces de los edificios resaltaban en la oscuridad de la noche.

— Dos días, Thomas. — Tyler soltó un suspiro. La luz de la Luna hacía que sus ojos brillaran, y la brisa revolvía su cabello negro. — ¿Puedes creer que en dos días no estaremos aquí? Porque antes esto hubiera parecido una completa locura.

Sonreí, y Tyler aceleró casi a toda velocidad, sobresaltándome por completo.

— ¿Acaso te quieres matar, idiota? — grité, haciendo que Tyler soltara una carcajada.
— ¿Quieres ir al baile conmigo? — su voz apenas era audible sobre el sonido que hacía el viento al golpear el auto.

Parpadeé, incrédulo.

— ¿Qué dijiste?
— Que si quieres ir al baile conmigo, idiota. — Tyler sonrió ampliamente, dejando de acelerar muy despacio.
— ¿No sería demasiado extraño que fuéramos los dos, ya sabes... juntos?

Frunció el ceño.

— ¿Eso es un no? — preguntó.
— Mierda, eso es un sí definitivo.

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Después de que mis piernas estuvieron a punto de dejar de responder por subir las estúpidas escaleras, lo único que pude hacer fue caminar hasta mi habitación y dejarme caer sobre la cama.

Giré un par de veces, tratando de conciliar el sueño, pero terminé rindiéndome. No pasaría.

Suspiré, mirando la habitación a mi alrededor. Las paredes, cubiertas de notas que se suponía que servirían para recordarme cosas, pero finalmente terminé ignorándolo todo.

Le di un par de vueltas, y la idea de verme a mí yendo a un baile escolar todavía podía llegar a sorprenderme.
Y más aún teniendo a Tyler como pareja.

Tragué saliva cuando miré ese calendario colgado en la pared. El calendario donde contaba los días para la próxima carrera. El que estuvo ahí desde el inicio de la historia.

Cerré los ojos finalmente, pero no importaba cuanto lo negara. Mierda, iba a ser tan jodidamente difícil el simplemente intentar dejar este lugar atrás.

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La insistente voz de la contestadora y el sonido de risas me despertaron. Me puse de pie difícilmente y miré a través de la ventana. Sólo nieve y más nieve.

Caminé a través del pasillo, mirando hacia el fondo. La puerta de la habitación de Tyler estaba abierta, pero no había rastro de él por ninguna parte.

¿Habría ido a la escuela? No. El último día de clases ya había pasado. Al escuchar la voz nuevamente, me acerqué lentamente hacia la contestadora, escuchando finalmente el mensaje:

"¿Thomas? Soy Cara, llamando otra vez. Está bien si no quieres responder, porque tampoco has respondido el móvil. Yo... yo lo entiendo. Sólo quería decirte otra vez que lo siento. Lo siento tanto. Fui tan tonta, y... espero que puedas llegar a perdonarme. Te quiero, Thomas. A-Adiós."

Tomé el teléfono con brusquedad, casi haciéndolo caer y maldiciendo instantáneamente.

Marqué el número de teléfono de Cara lo más rápido que mis manos me permitieron, pero fue en vano. Tampoco obtuve ninguna respuesta las próximas siete veces.

— ¡Joder! — arrojé el teléfono. — ¡Vete a la mierda!
— Llegué. — Escuché, dándome la vuelta. Tyler sonrió a unos metros de mí. — Te compré esto.

Me tendió una bolsa, haciendo que la abriera con desesperación.

— ¿Un traje? — resoplé, mirándole. — Tendrías que haber vendido tu alma para poder pagar esto. No debiste, idiota.
— Perdón si no es lo que querías. — dijo, encogiéndose de hombros. Pude notar nerviosismo en su mirada. — Tal vez no te guste, o no te quede demasiado bien, porque eres muy delgado y eso...

Reí, haciendo que guardara silencio.

— Shh. — dije, apuntándolo. — Es perfecto.

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¡Holaaaaa!
Como siempre, voy a empezar pidiendo perdón, porque parece ser lo único que hago cuando pongo estas inútiles notas al final de los capítulos.
Perdón por la tardanza, y por la mala calidad de este capítulo, y por los errores que puede tener esto, pero principalmente por mi irresponsabilidad.

Dejando esto de lado, quiero agradecerles por mil lecturas. Sí, no parece mucho y esto debe de sonar ridículo, pero en serio, no tienen idea de lo mucho que me importa todo esto. Esta es mi vida, y aunque se podría decir que vivo para ustedes, aún así diría que vale completamente la pena.
Gracias por absolutamente todo.
xo

boys. Where stories live. Discover now