「Bosque」

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Recomendación: Leer por la noche.

Hace unos días el pequeño grupo de amigos habían planeado una salida nocturna, no a bares, ni a fiestas o disco. Al bosque en una noche para acampar.

Matt y Edd estaban muy emocionados, a Tom le importaba una mierda, y a Tord, bueno, él solo pensaba en guardar libros suficientes para pasar la noche, temía a aburrirse y tener que socializar, oh no, que miedo.

Ya llegaba la hora de irse, Edd esperaba en la puerta de salida junto a Tord y Tom, ambos concentrados en cosas muy distintas; Beber, leer. Matt era el único que faltaba, quien después de pasados unos minutos bajó corriendo las escaleras con una mochila al hombro.

- Ya era hora - Habló Edd, saliendo de casa hacia el automóvil, seguido por todos los demás.

- ¿Qué se supone que vamos a hacer primero cuando lleguemos? - Dijo el narcisista, emocionado mientras se subía al auto.

Edd se encogió de hombros, apenas si había planeado beber cocacola hasta reventar mientras gritaba incoherencias a todo volumen.

- ¿Que te parece comer? - Bromeó.

- A mi me parece bien - Comentó el británico, al fin se había dignado a hablar.

Edd soltó una pequeña risa, dándole al acelerador para así comenzar el viaje. Sería una noche inolvidable, o al menos así para dos de los peculiares chicos en los asientos traseros.

3 horas después

– ¡Puto el que escuche! - Gritó Matt. Pues si, él y Edd estaban gritando incoherencias a todo volumen.

– ¡Pichula! - Respondió Edd entre carcajadas, a lo que el narcisista lo miró extrañado desde su lugar, después restándole importancia. Pues Edd hablaba miles de idiomas, significando así que sabía insultar en todas.

Tom los miraba desde la carpa, con el ceño relajado y una botella de smirnoff a su lado, no tenía ganas de hacer nada, solo se sentó allí a beber mientras pensaba en qué hacer con su vida.

Llegó una idea a su cabeza, sonrió ante ello, poniéndose de pié y comenzando a caminar por el bosque a solas mientras sonaba una que otra melodía de sus labios en voz baja. Pensó en dar la vuelta cuando se dió cuenta del noruego, cual leía con suma tranquilidad un libro de quien sabe qué sentado en una colina de pasto dónde llegaba de manera directa la luz de la luna. ¿Cómo había llegado allí? Y ¿en que momento se había ido? ¿Cómo conocía el lugar, como diablos no se perdió en el camino?.

Tanta curiosidad, tanta extrañeza.

– Oye, ¿que haces aquí? - Preguntó curioso mientras se acercaba. No tenía intenciones de discutir, conversar o quedarse en silencio le hacía sentir bien, en especial con compañía.

El noruego se encogió de hombros.

– En realidad no tengo idea de donde estoy. Me perdí. ¿Tú sabes por donde llegar verdad? - Volteó a mirarlo, no mostraba preocupación en sus palabras, más bien, desinterés.

Entonces, ese fue el momento en el que toda la cabeza del británico dió un vuelco. ¿Qué clase de imbecil no le presta atención al camino? Había caminado por más de dos horas, y no recordaba nada. Rogaba porque fuera un especie de mala pasada, blasfemia o sueño profundo.

Se dio una bofetada mental.

- Tienes que estar jodiendome.. - Susurró, mirando un punto fijo en el suelo.

C u e r n o s  Y  C u e n c a s   |Tordtom One-ShotsWhere stories live. Discover now