「Nunca」

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- Edd, yo no soy gay. Y nunca lo seré - Habló el pequeño de cuentas, jugando con su juguete mientras el castaño más bajo hacía trazos con su lápiz sobre su cuaderno; Decía que eran ellos dibujados de más grandes.

- Bueno, a mi me gustan los gays - Rió este, entendiendo poco de que hablaban - Mi hermana dice que son lindos, yo también lo creo ¡porque cuando se abrazan se dicen muchas cosas bonitas! - Exclamó alegre, extendiendo sus brazos hacia los lados.

- ¡P-pero las cosas bonitas se les dicen a los niños bonitos Edd! -

- ¡No es cierto! ¡Tord siempre te dice que eres bonito, que le gustan tus ojitos y le gustas tú porque..! - Edd guardó silencio. - Ups - Susurró bajo, tragando saliva.

- Uhm.. ¿Le gusto al demonio? ¿A un niño feo? - Preguntó en voz baja, nervioso. Aún era un niño, y nunca le había gustado a alguien, era completamente nuevo para él.

Edd asintió.

- Pues que sepa que yo no soy gay y sólo me gustan los niños bonitos. Nunca me podría gustar él, wacala  - Se cruzó de brazos, apoyándose contra un árbol.

- Nunca digas nunca Tom - Mencionó su profesora, picando con su dedo índice la nariz del británico, riendo al instante para después seguir su camino a la sala de clases, dejando al más pequeño con un gran rubor sobre las mejillas; Claro, el nunca sería gay, solo le gustan los chicos bonitos, eso no lo hacía gay.

Quince años después

Tord guardó el bajo de su novio con delicadeza, sabía que si llegaba a golpearse con una diminuta almohada, él en sí, estaba muerto.

- ¡Idiota! ¿guardaste mi bajo? - Gritó la ya conocida voz del británico, se oían sus pasos subir las escaleras.

Tord rió leve, volteó y le entregó el estuche con el instrumento en perfectas condiciones; Tom no le prestaba a Susan a cualquiera, solo en personas de suma confianza.

Se acercó y dejó el bajo apoyado en la pared, abrazó al noruego por el cuello, poniéndose de puntillas para besarlo en los labios con suma ternura.

- Gracias por guardarla - Susurró entre risas, entrecerrando sus ojos - por cierto, ¿te dije que el otro día mi primo de Australia adoptó un pequeño de tres años? Dios.. Que miedo, niños.. - Murmuró nervioso, a lo que el contrario solo se limitó a hacer una divertida mueca por la actitud del británico ante tener un pequeño corriendo por ahí.

- Bueno Tom, no puedes decir nada, en unos años más ya te imagino queriendo bebés con la persona que más amas en el mundo -

El más bajo se encogió de hombros, negando.

- ¿Estás loco? Nunca tendré hijos - Rió.

Tord juntó su nariz con la suya, sonriendo con levedad.

- Nunca digas nunca Tom -

Entonces Tom tragó saliva, recordó lo que había dicho su profesora hace quince años. Y ya estaba empezando a maldecir por aquello.

- Oh demonios.. -

C u e r n o s  Y  C u e n c a s   |Tordtom One-ShotsWhere stories live. Discover now