「Café de un soldado」

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02:25 Am.

Todos en la base militar corrían de un lado a otro, la alarma de emergencia de la base se había oído por lo alto, alertando a todo el personal entre los pasillos.

Pasos autoritarios y firmes se hicieron ver frente a los recientes formados y relucientes soldados preparados para proteger, de cualquier manera posible, a su líder rojo. Todos los hombres a cada lado de las paredes del pasillo dejaban un espacio en medio para el Noruego de cuernos cual se paseaba con firmeza por el lugar.

- ¡Atención!.- Gritó el lider, haciendo uso de su voz fuerte y ronca. Cualquiera se intimidaría con ella, menos los fieles hombres que estaban en espera de las órdenes que vendrían de él.- Tengo una importante pregunta qué hacerles.- Puso un pié adelante de otro, dando inicio a un lento e intimidante paseo.

Se quedó en silencio unos segundos, aclarando su garganta.
- Hace exactamente veinte minutos con cincuenta y dos segundos, subiendo a cincuenta y tres, pedí un minúsculo e insignificante café.- Tomó un respiro, exhalando en un intento de contener su enfado.- Ahora, la pregunta es ¿¡DONDE SE SUPONE QUE ESTÁ MI MALDITO CAFÉ?!.- Golpeó la pared en medio de las cabezas de dos soldados, haciéndolos tragar saliva.
El líder había atravesado la pared de concreto con su brazo robótico.

Un pequeño joven que se encontraba en una de las dos filas en el pasillo dio un paso adelante, encarando a su superior.
- ¡Señor, con todo respeto! ¡Soy el soldado 145 de la Torre norte!.-

Tord volteó a observarlo con una ceja alzada, oyéndolo con poca paciencia recorriendo sus venas.

El joven continuó hablando:- ¿Nos está diciendo que nos levantó a todos a las dos de la madrugada con la alarma de emergencia.. sólo porque no obtuvo su café, señor?.- Habló con firmeza y frente en alto, dejando a todos los demás con una explosión de nervios en el interior.

El superior de cuernos avanzó hacia él con lentitud, resonando entre las paredes los talones de sus botas de cuero. Estuvo a dos centímetros del rostro del soldado, con toda la neutralidad del mundo sobre su definido semblante.

- Si.- Respondió entre dientes.- ¡AHORA VUELVE A TU LUGAR O DORMIRÁS AFUERA Y MAÑANA POR LA MAÑANA HARÁS DEBERES EXTRA!.- Gritó tan alto, que el hombre que tenía en frente sintió como su cuerpo se encogía del miedo. Este asintió temeroso, volviendo a su lugar de formación con rapidez.

El Noruego estaba a punto de mandarlos a todos a hacer más de quinientas vueltas en el patio de entrenamiento, y así iba a ser, hasta que notó a la lejanía una sombra conocida acercarse desde el final del pasillo.

- ¿Tanto escándalo a esta hora líder?.- Se oyó la voz acercándose, ya siendo visto por todos.- Toma tu estúpido café y vete a dormir, haz trabajado todo el día. No tienes que desquitarte con ellos grandote.- Tom, la pareja del superior, se hizo presente entre todo el escándalo, calmando un poco la situación.
El mayor recibió la taza de café recién preparado que le había entregado su pequeña pareja, se avergonzó, soltando un suspiro.

- ...Muy bien, todos vayan de vuelta a su habitación.- Comentó en voz alta, sin quitar su mirada del de cuencas.- Menos tú Tom.- murmuró, viendo de reojo como los soldados deshacían la formación y volvían a dormir a sus respectivas piezas, oyéndose quejas entre susurros.

Ridgewell se cruzó de brazos, mirándolo con ironía.- ¿es enserio? Pudiste habérmelo pedido a mi Tord, no hacer pasar por malos ratos a tus soldados, ellos también están cansados. Entiendo que no tanto como tú, que trabajas mucho por mantener este lugar, sé que te esfuerzas, pero amor.. sabes que me tienes a mi por cualquier cosa que necesites.- Este pasó una de sus manos por la mejilla del más alto y sonrió, poniéndose de puntillas para besar superficialmente sus labios en un cariñoso acto.- Bebe tu café y vamos a dormir, tienes todo el día de mañana para hacer dramas, pero ahora a descansar. Porque lo necesitas grandulón.- Dio suave palmaditas sobre su hombro y volteó para volver a la cama.- Te espero allá.- movió su mano.- No demores tanto.- comentó desde lejos, perdiéndose por donde antes había llegado a detener una posible masacre.

Larsson en ningún momento le quitó los ojos de encima (ni a él ni a su trasero), y ya cuando lo perdió de vista, bajó la mirada hacia su café humeante y perfectamente preparado. Se veía apetitoso.

Dio un sorbo, sonriendo ante ello.
- Al menos ya tengo mi café.- susurró con calma, caminando por donde se había ido antes el pequeño inglés mientras pensaba ¿qué haría sin él?

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Lo escribí para un concurso que fracasó en amino (fui la única que publicó algo ahre) y pues, ahora lo subo aquí porque es lindo. Eso, viva Tom pasiva.

C u e r n o s  Y  C u e n c a s   |Tordtom One-ShotsWhere stories live. Discover now