-Cuenta, amor.
Uno... dos... tres...
Conté mientras apretaba su agarre en mi cuello. Me besó con tal rudeza que sentía que podría estallar en cualquier momento. Sus suaves labios iban a par con los míos perfectamente, muy raro para ser casualidad...
-Cuenta.
U-Uno... Dos... T-Tre-es...
Apretó un poco más fuerte esta vez. Sentí sus estocadas más fuertes cada vez que entraba y salía. No podía gemir, no podía lloriquear, no pude ni tan siquiera pronunciar la palabra "fuerte".
-C-Cuenta, nena...
...
No podía hablar, pero no quería que se detuviera... Hablé con los ojos y con mis piernas, las cuales se entrelazaron con fuerza alrededor de su cintura. Me miró de una manera que jamás me había mirado antes... Era amor, y ese amor estaba presente en sus toques y en sus besos; también en el abrazo en el cual me encerró mientras seguía con las embestidas. Esta vez fueron más fuertes y más profundas.
Esta vez era amor.
Soltó mi cuello y acarició mi mejilla de tal manera que mientras recuperaba el aliento, sonreí y toqué su mano.
Era él, el que hacía que mi corazón latiera con tanta fuerza que podría estallar de mí pecho y caer en el pavimento que es él...
~K. N.~
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Las Cosas Que Nunca Dije
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