Quema

25 2 0
                                    

No sé si te haces, o es que te pasas por desapercibido, pero es sumamente claro que las quemaduras estaban presentes en mi blanquecina piel luego de haber jugado con el fuego.

Ardía como si un rayo de sol se estuviera reflejando en una lupa y yo bien estúpidamente puse mis manos debajo de ella. Quizás lo hacía para llamar tu atención, pero ni cuenta te dabas.

¡Estás ciego, por mi madre! Podía estar gritando y pataleteando, pero tú ni te inmutabas, mierda, no movías ni un solo pelo. ¡Maldito idiota!

A mi desgracia, las heridas no parecían sanar. Lo intentaba todo, pero nada funcionó. Pasaron semanas y las quemaduras aún seguían frescas.

¿Y tú qué? Las veías y no hacías nada. Ni tan siquiera preguntabas por qué las tenía. Me quedaba estupefacta a tu desinterés.

En fin, siempre arde el inocente y el culpable queda intacto como vasija en casa de hombre adinerado. Que maravilla, ¿no?

~K. N.~

Las Cosas Que Nunca DijeWhere stories live. Discover now