Escena 13

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Escena 13

Al fin eran las vacaciones de invierno y Abi se encontraba esperando en la cafetería local, Buon Caffè, en lo que vagaba por Facebook por medio de su celular, en espera de que sus amigos llegaran. Había quedado con ellos de encontrarse allí porque finalmente conocerían al famoso Rubén. Se extrañó un poco de que Abril no hubiese llegado todavía, dado que siempre era la primera en aparecer. No obstante, su espera no duró mucho más, pues al poco rato Abril atravesó la puerta del negocio acompañada de Emilio.

—¡Buenos días, Abi! —la saludó con su sonrisa de siempre, abrazándola con enjundia.

—Buenos días, cariño. —Le devolvió el abrazo por demás gustosa, frotando su mejilla con la de ella; luego miró a Emilio—. Vaya, vaya, ¿y a quién tenemos aquí? Si no es otro que Míster Gruñón. Algo me dice que hoy va a llover.

—Cállate. Eres escandalosa —refunfuñó el niño, cruzándose de brazos y juntando las cejas en disgusto.

—Ay, por favor, no lo escondas. Estoy segura de que viniste porque igual que nosotros, también te morías de curiosidad por saber cómo es Rubén —dijo Abi, mirándolo con picardía.

—Estás loca. A mí no me interesan sus chismes. Si vine fue porque Abril no dejaba de fastidiar —sentenció él, agrio.

—Ouh, Emi, no me eches la culpa a mí. —Abril lo miró con desaprobación—. Yo sólo quería aprovechar a que nos reuniríamos para conocer a Rubén y quería que lo conocieras tú también. Él podría convertirse en parte de la Fruit Band, ¿sabes? Eso significa que todos deberíamos aprender a llevarnos bien, ¿a que sí?

Abril le sonrió con candor y él simplemente volvió su rostro a un lado, indiferente.

—Bueno, bueno. ¿Pedirán algo para tomar? El café con leche de aquí es excelente —les sugirió Abi, en lo que le daba un sorbo a su vaso desechable.

—Ah, yo quiero un chocolate caliente. Con las mañanas que se ponen tan frías, siempre se me antoja uno. ¿Tú qué quieres, Emi?

—Café negro y es Emilio, no Emi.

—¿Eh? ¿Te gusta el café sin nada? ¿No crees que es muy amargo?

Abril lo miró sorprendida, pues ella no podría tomarlo así; para ella, entre más dulce fuera todo, mejor.

—Uy, pero si le va como anillo al dedo —comentó Abi, con diversión, ganándose una mirada asesina por parte de Emilio.

—Qué lata. —Fue lo único que soltó antes de encaminarse al mostrador a pedir su bebida.

—Ah, espera, Emi. —Abril lo siguió.

Cuando ambos tuvieron en su poder sus respectivas bebidas, tomaron asiento en la mesa que ocupaba Abi. Ella y Abril empezaron a conversar un poco, sin la intervención del menor por mucho que Abi intentara meterlo en la plática. En eso arribó César.

—¿Qué hubo? —Los saludó, casual, y luego detalló al niño—. ¡Hey, Emilio! Qué milagro, hombre. ¿Va a llover o qué?

Abi rio con ganas, divertida de que César también tuviera su misma línea de pensamiento y haciendo que Emilio pusiera los ojos en blanco con molestia.

—¿Dónde está Beky, César? —Fue la interrogante de Abril al ver al chico solo, pues casi nunca se separaba de su amiga.

—Meh, quedamos en que yo vendría primero en lo que ella iba por el tal Rubén. Aparentemente el tipo es lo suficientemente tímido como para no atreverse a venir por su cuenta. —César se tumbó en una de las sillas con descuido y bufó con aversión—. De veras que ese tipo es una sanguijuela; no se despega para nada de Beky y pareciera como si no pudiera hacer nada sin ella. ¿Qué se supone que es? ¿Un parásito o qué?

No necesitamos decirlo #RaekenAwards17Where stories live. Discover now