Escena quince

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Escena quince

Era fin de semana y Abril estaba en la fonda La Cholita, que era otro de los puntos de reunión del grupo más usuales. Habían sido citados por Abi porque tenía algo muy importantes que contarles y aunque le había dicho a Emilio que era urgente, él no había podido ir porque ya había hecho planes con sus abuelos de antemano y no iba a cancelarlos. Aunque no importaba, ya después le contaría de qué trataba todo aquello.

Tomó de su Sidral Mundet, que era lo único que había pedido en espera de que arribaran sus amigos. Al poco rato llegó Beky.

—¿Qué tal, Abril? —la saludó su amiga, en lo que le daba un pequeño abrazo.

—¡Beky! ¿Cómo has estado? —respondió ella, sonriéndole amigable y luego notó que César no estaba con ella—. ¿Y César?

—Cuando Abi me habló ayer para quedar aquí dijo que no lo esperara y que viniera yo sola, que ya ella pasaría por él —informó la chica, sentándose a su lado.

—Ya veo. Ah, también creí que vendrías con Rubén. Ya se me está haciendo costumbre verlo seguido.

—Bueno, Abi también me dijo que lo que sea que nos diría, debía quedar entre los cinco, así que me advirtió que por hoy no lo invitara.

—¿Eh? Eso es raro. —Abril frunció el ceño, extrañada—. ¿Crees que sea algo malo?

—Espero que no. —Beky soltó un suspiro y al ver la inquietud en el rostro de su amiga, le sonrió afectiva—. No te preocupes, Abril. Sabes que Abi suele dramatizar las cosas. Seguro que es otra de sus exageraciones y no es nada grave.

—Sí, supongo que tienes razón —consintió ella, tranquilizándose un poco—. Por cierto, es raro verte aquí tan temprano, Beky. Como tú y César siempre llegan tarde a las juntas, siempre pensé que era por tu culpa.

—¡Qué va! —Beky sonrió con sorna—. Es por culpa de él. Es que su casa es un relajo total con sus hermanos, así que siempre hay algo que a última hora lo retrasa y por eso va a buscarme tarde o me retrasa a mí. Con Rubén también me tardo mucho en llegar porque se pone en un plan de que a última hora le pega el bicho de la timidez y dice que le da no sé qué aparecerse así como así, aunque creo que la culpa es de César por el odio que le tiene. Pero eso, es culpa de ellos.

—Te entiendo, te entiendo. —Abril asintió con enjundia—. Cuando vengo con Emi también tardo mucho porque tengo que convencerlo de venir.

—¿Lo ves? Los hombres son los que nos retrasan a las mujeres, no al revés.

Abril rio divertida y continuaron con una amena conversación en lo que Beky pedía una Fanta. Algunos minutos después, llegaron los otros dos.

—¡Buenas mañanas, mis primores! —Fue el jovial saludo de Abi.

—¿Qué hubo? —Fue el saludo de César, tan casual como siempre.

—¡César! —exclamaron tanto Beky como Abril, sorprendidas de ver el estado en el que estaba el chico.

Lucía moretones por todo el rostro y raspones que ya coagulaban, por lo que las cicatrices le daban un aspecto grotesco a su cara, además de tener una gran herida en la ceja derecha, la que era cubierta por una gasa de tela pegada con cinta médica.

—¿Qué ha pasado, César? —cuestionó Beky, levantándose de su lugar para inspeccionarlo mejor, medio preocupada, medio incrédula—. ¿En qué bronca te has metido ahora, por Dios?

—No te lo vas a creer, zotaca, pero me pelié con uno de tercero —notificó, sonriendo con soberbia.

—Y estás muy orgulloso de eso, por lo que veo —farfulló ella, sacudiendo la cabeza, decepcionada.

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⏰ Last updated: Jun 08, 2020 ⏰

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