Cachorro abandonado ¿O no?

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Decir que odiaba a Jake en ese momento era poco, no y no. Piers quería matarlo, el muy maldito le había abandonado a su suerte para llevar a su "adorada Sherry" a casa y era en esos momentos que destestaba que su moto hubiese sufrido "algunos" daños, por no decir que en realidad sufrió un choque por culpa del mismísimo Jake y su "hagamos una carrera, cachorrito ¿O tienes miedo de mi?". Piers nunca tendría miedo a competir contra el engreído del Muller, el sabía que para conducir era un As. El problema era que el menor no competía justamente, ya que terminó arrojandole a un lado de la carretera con un choque lateral y luego solo estaba riéndose de él por haber perdido, eso sin olvidar su destrozada moto.

Odiaba solo recordar como hacía unos días tenia motocicleta y ahora tenía que viajar con su capitán en su auto, con el perfume del mayor llenado sus fosas nasales y con sus mejillas sonrojadas al mil. Ni siquiera el aire que entraba por la ventana le hacía dejar de sentir sus mejillas arder.

—"maldito Jake" — pensaba con su mirada pérdida a un lado de la carretera.

—¿Piers? — ¡Joder! La potente voz del mayor terminó por hacerlo pegar un pequeño brinco en su lugar. Estaba tan distraído maldiciendo en su mente que olvido a su capitán, quién comenzó a reír al ver el susto que le había provocado —Perdón soldado, es que te vi tan distraído que me preocupé.

—Solo pensaba...

—¿Alguien en especial? — aquel tono molesto no paso desapercibido por el menor, aunque no entendia a que se debía el mismo — Eso si quieres contarme, Piers.

—Si bueno... en alguien — claro, el mismísimo e idiota Jake que había arruinado su moto. Quizo continuar con su historia o su queja que estaba a punto de dar, cuando el auto giro en un punto y freno de golpe. Estaban frente a su departamento y alrededor todo estaba silencioso —¿Que fue...?

Las palabras habían muerto para el menor. El mayor simplemente se había inclinado hacia el, plantandole un beso sencillo. Ni siquiera tuvo tiempo a responder o procesar que rayos había sucedido, los labios del mayor se sentían húmedos y fríos al tacto, pero sin duda era un beso que ¿Para qué mentir? Lo había disfrutado, incluso si el azabache no fue a mas y se alejo a los pocos segundos.

—Perdóname Piers... ¡Joder! — su mano derecha golpeo el volante de manera brusca. Revolvió sus cabellos negros con la misma luego de unos segundos y pronto estaba maldiciendo en voz baja. Esta de mas decir que el castaño no entendía un carajo de la situación: ni de porque su capitán le había besado, ni de porque ahora maldecia a todo mundo y entre ellos a él con palabras como "tu culpa estúpido Piers" ¿Que diablos había hecho él para ser llamado "estúpido"? Estaba por reclamarle el insulto, cuando el mayor dejo su pequeña pelea con medio mundo y se giró a verle —Todo es tu culpa, Piers... tu y tu estúpida y linda sonrisa — soltó una risa burlesca, miró hacia arriba y continuó— tus bonitos ojos y hasta esa vocecita que te cargas... todo tu Piers — de nuevo le miró, el menor tenía la boca abierta y sus ojos color miel demostraban incredulidad... ¿Estaba escuchando bien? ¿Su capitán estaba insultandole con palabras bonitas o se estaba confesando? — Es que hasta ese apodo que te dio Muller se escucha bien en ti "cachorrito" — ante eso el menor fruncio el ceño y le miró fieramente, pero el azabache parecía no ser afectado por esa mirada, sino todo lo contrario... Chris amaba la mirada fiera en el rostro del castaño. Aquella que en batalla siempre le daba seguridad y aquella que demostraba con quiénes le querían hacer menos por su corta edad, simple y sencillamente; al Redfield le gustaba esa mirada de ojos miel.

El menor le miro entre enojado y avergonzado por un rato, tanto que el azabache comenzó a preocuparse, ya que ante su confesión Piers no había dicho nada, solo se dedicó a observarle en silencio con su ceño fruncido y sus mejillas levemente rojas...
—¿No dirás nada, Piers?
—Ah... ¿Que se supone que diga si me ha llamado "cachorrito"?

¿Entonces era eso? Ahora no sabía si reír o que. Piers era todo un caso, estaba mas enojado por el apodo que en sí por la repentina confesión del Redfield.

—P-por otra parte...yo... — Piers dudando era... era encantador. Ahora desviaba la mirada y la posaba en diferentes puntos del auto — Yo...

¡Al diablo todo! Pensó el mayor, volvió a inclinarse sobre el castaño y de nueva cuenta le robo un beso, suave, cálido y todo lo que fuese referente a una sensación divina por besar aquellos rosados labios que no tardaron en corresponder el beso, al principio de manera torpe y tímida y luego más confiado, haciendo que el mayor sonriese en medio del mismo. El gran capitán Redfield había caído enamorado y no por ninguna de sus voluptuosas y bellas amigas ¡No! Sino de su soldado y mano derecha en batalla, de un chico muchos años menor que él. Aunque no se consideraba gay, porque definitivamente le gustaban las chicas, pero el soldado Nivans era un caso especial.

El menor fue el primero en separarse, tomando una bocanada de aire que ya comenzaba a hacerle falta.
—¡L-lo veo luego capitán! — rápidamente salió del auto, con sus mejillas rojas en demasía y su respiración agitada; para el azabache era la imagen perfecta del pecado, con un toque de dulzura en él. Era hasta inocente y eso le encantaba.

—¡Nivans! — llamó antes de que el menor huyese — Te veo mañana en mi oficina, ya sabes a que hr llego — y con eso y un guiño, el Redfield consiguió erizar todos lo vellos de la piel del castaño, soltando una pequeña risa en el proceso y alejándose de ahí con el corazón latiendo a mil y con un problema en su entrepierna, pero eso no debía saberlo el menor.
**

NOTA
¡Oh dios! Ya se, ya sé... he tardado casi un siglo, pero entre el trabajo y la escuela, oh mi dios~ se me ha hecho difícil.
Bien aquí este capítulo para compensar y le he puesto mas romanticismo para que no digan que no les consiento.

Perdón enserio...

¡Hey! "cachorrito"Where stories live. Discover now