Capítulo 19.

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—Espero que me hayas citado tan temprano para decirme que por fin le vas a pedir matrimonio a Samantha o algo por el estilo—Comento Pame pisándole los talones y entrando a la oficina de su cuñado mordiendo una manzana que él le había dado en la en...

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—Espero que me hayas citado tan temprano para decirme que por fin le vas a pedir matrimonio a Samantha o algo por el estilo—Comento Pame pisándole los talones y entrando a la oficina de su cuñado mordiendo una manzana que él le había dado en la entrada. Ayer cuando había llegado a casa y la había encontrado viendo películas con sus hijos y Timothy le había dicho que tenían que hablar, pero Samantha lo hizo olvidar por completo aquella conversación con una de sus características historias sobre arte. Las cuales últimamente le encantaba escuchar y podía hacer eso durante horas, días y toda la vida posiblemente.

—Tú mejor que nadie sabes que quiero casarme con ella, pero siempre que quiero plantearlo se pone nerviosa, creo que quiere terminar la carrera y tener un trabajo estable. Sabes que si por mi fuese, le habría puesto el anillo hace mucho tiempo—Dijo Braxton mirándola con una sonrisa. Su cuñado adoraba con todo su corazón a su hermana y aunque al principio no fuesen los mejores amigos, Samantha se había ganado su corazón por completo. Algunas veces Pame se preguntaba mucho acerca del amor, entonces veía a sus padres y a ellos dos y cualquier duda era llevada al abismo. Porque ellos hacían ver el amor, las relaciones, el compromiso, como algo en lo que valía la pena involucrarse—. Además, le estoy dando su tiempo, aunque puede que un día de estos me vuelva loco y le pida matrimonio. Si dice que no entonces estaré pidiéndoselo todos los días, porque sinceramente no me imagino en este punto de mi vida casándome con alguien más que no sea ella.

—Y Pensar que odiabas las niñeras—Le recordó Pame. Ella adoraba recordarle eso a su cuñado cada vez que podía, porque aún le parecía una locura que la vida de él cambiase por completo gracias a una pequeña, tierna y muy habladora niñera.

—No odiaba las niñeras, solo no estaba de acuerdo con algunas cosas frente a la crianza. Me encontraba errado y me di cuenta de ello—explico—. Pero bueno, no estamos aquí para hablar sobre mi relación con tu hermana, aunque podría hacerlo pero no es por eso que te traje aquí, es por otra cosa, pero primero... ¿Tú y ese chico de anoche que se traen? Porque recuerdo bastante bien hace un tiempo haberte llevado a una práctica donde él se encontraba.

Braxton se encontraba caminando por la oficina. No se había sentado desde que había llegado a diferencia de Pame que se había lanzado, literalmente, al sofá de cuero negro que se encontraba allí. El lugar no era muy colorido, pero tenía sus toques y en las paredes se encontraban algunos cuadros pintados a mano que Pame conocía bastante bien, había vivido con la artista durante años, incluso la golpeo un par de veces, reconocería bastante bien ese estilo a donde fuese.

— ¿Realmente eres fan de mi hermana o solo tienes sus cuadros porque estas estúpidamente enamorado de ella? La respuesta quedara entre nosotros—Pame le miro antes de lanzar la pregunta con una sonrisa burlona en su cara. Le dio otra mordida a la manzana antes de guiñarle el ojo al mayor de los Abbruzzi.

—Toda mi vida estudie el arte, estuve rodeado de arte. Estuve casado con una mujer que apreciaba el arte y no cualquiera, hablo del buen arte. Que este enamorado de tu hermana no cambia mi perspectiva frente a su arte, el cual es grandioso y por eso sus cuadros están aquí. No porque la ame demasiado. Soy su fan, completamente su fan—Braxton hablaba de Samantha como si fuera la octava maravilla del mundo y si se lo preguntaran, jamás estaría en el puesto número ocho, movería el planeta entero para colocarla como la primera maravilla de todas. La menor de los Brown admiraba eso y en el fondo era algo que quería vivir, porque sabía que aunque su hermana supiese que no era perfecta, alguien la veía como tal y la amaba como tal y por lo tanto ella nunca iba a tener el problema de sentirse menos.

FUERA DE JUEGO | LIBRO #2|Where stories live. Discover now