FUERA DE JUEGO | LIBRO #2|

Epílogo

  "El corazón del hombre traza su rumbo,
pero sus pasos los dirige el Señor."

(Proverbios 16:9)

2 Años después

El sueño de todo deportista es que se le reconozca en algún momento por su talento en la cancha y después de un largo tiempo a Timothy se le hizo reconocido. Con la salida de Shane del campo de juego, Timothy Fitzpatrick era la nueva sensación de los San Francisco 49ers. Tener como mentor durante un tiempo a uno de los mejores Quarterbacks de la historia no fue en vano, pero ahora llegaba su turno.

El futbol americano era sencillamente una batalla por territorio y era lo que se esperaba marcar entonces con ese partido. Habían tenido una increíble temporada, a diferencia de la pasada que fue desalentadora y dicho partido a jugar seria definitivo para su paso a vencer y así jugar por el premio mayor; el Super Bowl.

El estadio se encontraba a estallar y jugaban en casa. El lugar estaba a explotar y sabían que era uno de los encuentros más importantes tanto para el equipo como para él profesionalmente. Se encontraba emocionado, lleno de euforia y podría decir que estaba a punto de soltar lágrimas. Pero era lo que causaba tener la oportunidad de lucirse, había trabajado duro por ese campeonato y si Dios así lo quería, serían campeones.

Timothy tenía mucho en su cabeza en ese momento y lo único que necesitaba era que todo saliera increíblemente bien. Así que se lo entrego todo a Dios en oración cuando termino de cambiarse antes que todos. Golpeo su cabeza contra la pared con el casco protegiéndolo cuando finalizo, como cosa suya por la emoción. Recordó el salmo 91 y todas las veces que su madre se lo leía.

Su momento fue interrumpido apareció Michael vestido y equipado con el uniforme de los Dallas Cowboys. A pesar de que en ese momento iban a enfrentarse eran amigos antes que nada y la amistad podía más allá del equipo. Michael le dio un apretón de manos antes de abrazarse con suma fiereza como todo un jugador lo podía hacer. El chico frente a él era uno de los mejores receptores de su equipo y uno de los mejores de la temporada en realidad. Entre ellos no había nada más que afecto y cariño, aunque desconocían si estuviese bien el verse antes del partido tal cual novia antes de ver al novio, eso les dio igual.

—Hagamos esto, sin importar que, siempre habrá dos sillas en mi mesa para ti—Respondió el chico chocando manos con Timothy.

—Y en la mía—Respondió Fitzpatrick antes de golpear la espalda de su amigo que salió del lugar corriendo rápidamente. Uno de sus compañeros le golpeo en la espalda y luego su entrenador también lo hizo. En ese momento pensó en Molly y en lo mucho que le había ayudado durante su tiempo en la universidad, sabía que la mujer debía estar retorciéndose por dentro al ver a dos de sus jugadores competir, pero también podía imaginársela gritándole al televisor como loca. Era una mujer, sí, pero de las mejores entrenadoras que había tenido en su vida, no solo los cambio a todos, les hizo darle un sentido al juego y a la amistad.

Las luces del estadio se apagaron haciendo que las personas gritasen como alegría y entonces se volvieron a prender. El estadio Levi's estuvo a punto de estallar cuando el equipo completo salió. En ese momento todos eran gritos y el chico miro a las gradas, sin buscar un punto fijo, solo teniendo la seguridad de que las personas que más amaba se encontraban allí apoyándolo.

Luego de unos minutos el bullicio de los juegos se hizo presente y como siempre la sangre comenzó a hervir por las venas del chico. No solo se encontraba a punto de tener uno de sus juegos más importantes si no que también era una noche importante para él. No quería decepcionar a Pame ese día, quería salir ganador pero sabía que solo simplemente no podía. Era su aniversario de noviazgo y lo que menos quería era decepcionarla, aunque sabía que la chica simplemente no entendía el deporte del todo y le daba igual si perdía o ganaba, pero esa noche el quería brillar y estaba listo para hacerlo.