-10-

1.3K 140 31
                                    

Mil años después, su autora se acordó de actualizar:

Cómo surgieron las cosas en realidad

Rong

El día comienza a ponerse gris, el aire se torna helado, mi codo continúa hinchado y tengo la sensación de que estoy siendo observada.

Volteo hacia un lado, tratando de rascar una nueva picadura de mosquito en mi brazo, y al alzar la vista, descubro a un tipo con cara de pervertido, viendo mi trasero y mis piernas cubiertas de repelente.

Está tomado de la mano de una mujer que solo puedo deducir es su esposa.

Rápidamente me pego a Yoongi.

—¿Y ahora qué hacemos? —pregunto frustrada mientras regresamos al local de abastecimiento.

—Pedirle a alguien que nos preste un celular.

—¿Y a quién vas a llamar? Te recuerdo que ninguno de los dos memorizó un tan solo número en caso de emergencia.

—La verdad es que conozco uno... Es de mi casa, pero dudo que mis padres estén allí a estas alturas.

—Bueno, no perdemos nada con intentarlo. Aunque también podríamos usar el teléfono público.

—Tiene un gran rótulo que dice “fuera de servicio” —me señala el rótulo en cuestión.

Me encojo de hombros mientras nos abrimos paso dentro del local; ambos examinamos a las pocas personas que se encuentran deambulando por los pasillos en busca de alimentos.

Hay un tipo que tiene cara de homicida, con barba sucia y abundante cubriendo su mentón y sus mejillas, con aretes de plata perforando cada superficie de sus orejas.

No ha dejado de vernos desde que entramos.

—Parece que tienes un admirador —susurra Yoongi en mi oído—. ¿Y adivina qué?

—¿Qué?

—Tiene un celular en sus manos.

Mi ceja derecha se levanta inmediatamente.

—Oh, no. No, no, no. Estás loco —es el homicida con barba de chivo—. ¿Por qué no vas tú? O mejor, ¿por qué no le pedimos a la amable cajera, que está sosteniendo su celular, que nos lo preste por un segundo?

Yoongi da un largo suspiro.

—De acuerdo. Vamos... Aburrida.

Comenzamos a caminar hacia la, ya más normal, chica con teléfono.

Ella está escribiendo furiosamente, con el ceño fruncido, concentrándose en la pantalla e ignorando al resto del mundo a su alrededor.

Una vez que estamos frente a ella, Yoongi se aclara la garganta para llamar su atención.

La chica nos ignora, todavía con la vista fija en su teléfono.

—¿Disculpa? —dice Yoongi, esta vez ella alza la mirada.

Sus ojos vuelan hacia las bolsas que cargo en mis manos.

best of me; min yoongiWhere stories live. Discover now