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|Capítulo dedicado a mi mejor amiga yaya (@skjhg97) que recién y descubrió este fanfic|

Cómo aprendí que no eras lo peor que me podría pasar

Rong

De acuerdo, hay que llamar las cosas por su nombre: resulta que la "suite de lujo" en el motel, es simplemente una engañosa forma para etiquetar a su única habitación limpia y con una mano de pintura fresca. Ésta es diferente a las otras habitaciones que vamos pasando y que casi se consideraría como ruinas más antiguas que las mismas pirámides de Egipto (y no estoy exagerando).

Nuestra suite es del tamaño de una caja de zapatos, con una sola y diminuta cama y con un mini refrigerador lleno de bebidas energéticas y barras de cereal que ya casi alcanzan su fecha de caducidad.

El colchón de la cama es duro como cemento y hay una sola ventana en todo el dormitorio.

El aire acondicionado no parece funcionar muy bien que digamos y, cuando lo enciendo, una espesa nube de polvo flota por unos instantes antes que un ruido de motor ahogado le siga.

Observo todo con gesto horrorizado, pensando en lo mejor que me sentiría estando en el campamento, en lugar de estar encerrada con Yoongi en una habitación en donde seguramente ocurrieron un sinfín de asesinatos.

—¿Quieres darte un baño primero o...? —Yoongi se detiene de hablar, sus ojos repentinamente observan lo que hay debajo de la cama.

Yo también sigo su ejemplo y me inclino más cerca para ver lo que él mira.

—¿Qué ocurre? —susurro lentamente.

Él frunce el ceño y se acerca más para ver algo que se esconde bajo la cama.

—¿Qué estás...? ¡Santo cielo, ¿eso es una rata?! —comienzo a gritar con fuerza y me lanzo a los brazos de Yoongi mientras mis gritos rompen la barrera del sonido.

—¡Rong, cállate que atraes a la rata!

—¡Aaahh! —me pego a su cuerpo como si fuera una garrapata, y mis gritos aumentan.

—No... puedo... cargarte... Rong...

Pero no lo escucho una vez que la rata gris decide salir de su escondite y corre hacia la esquina más cercana.

Inmediatamente mis pies suben más arriba del torso de Yoongi y mis pechos están restregándose en su cara.

—¡Haz que se vaya! —grito histérica—. Yoongi, la rata. ¡Sácala, sácala!

Pero entonces la rata hace un movimiento inesperado y se acerca hacia nosotros, deteniéndose prudentemente a unos buenos cincuenta centímetros.

—¡Aaaahhh!

Empiezo a escalar otra vez por el cuerpo de Yoongi.

—Rong... ¡Basta! —grita él. Inconscientemente mis dedos agarran su cabello y comienzo a jalarlo con brutalidad.

Yoongi pierde el equilibrio, lanzando una maldición, cayendo al suelo conmigo todavía en sus brazos. Esta es la segunda vez en la noche que ambos terminamos en el suelo.

best of me; min yoongiOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz