Capítulo 16

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Me hicieron a un lado, solo que Matthew no lo quiso así en un principio. Contemplé la escena desde la distancia, callado y cabizbajo. Ver a una madre extremadamente preocupada, llorando y muerta de nervios no me produjo mucha comodidad.

Corrió a abrazarle como si no se hubieran visto en siglos, lo rodeó del cuello con los brazos y apoyó la mano derecha sobre su cabeza. Él se comportó distante y frío, no le respondió el gesto en ningún momento ni dijo nada, ni siquiera para brindarle alguna explicación.

—Sabes que no puedes irte así, hijo. —Alcancé a escuchar—. Es muy peligroso.

Horas atrás yo también creí que lo era. Sin embargo, viví uno de los ratos más interesantes de mi vida gracias a que tomé el riesgo de seguir a Matt. Si mi madre también se hubiera enterado de nuestro escape, se habría vuelto loca.

Seguí mirando en su dirección, quería escuchar más de lo que ella le decía. Era entrometido por eso, pero me mataba la curiosidad.

—Tendremos que hablar muy seriamente, Matthew. —Esta vez, luego de tranquilizarse y separarse, su madre volvió a su seriedad—. No podemos dejar que las cosas se repitan.

Por un segundo ella me miró, pero no dijo nada sobre mí ni realizó preguntas. Igual que yo, los oficiales que aguardaban con ella estorbaron en el momento familiar. Al menos ellos dialogaron entre sí; yo estaba solo, de pie como un tonto.

—Le vamos a pedir que continúe su camino. —Uno de los hombres se me acercó—. Este asunto no le incumbe.

Pero sí que lo hacía, porque yo estuve con él casi todas esas horas en las que desapareció de casa con la excusa de que yo era el único con quien deseaba estar. El oficial me empujó un poco para que avanzara rumbo a la entrada y me marchara. Di mis respectivos pasos, pero no cambié la dirección de mi vista, enfocada en él. Me preocupé más por nuestro presente y futuro que por lo recién sucedido.

Se avecinaba un cambio.

Comencé a sentirme cansado un rato después de que las clases iniciaron, ya que solo dormí dos horas

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Comencé a sentirme cansado un rato después de que las clases iniciaron, ya que solo dormí dos horas. Estudiar con tanto agotamiento interno pesaba casi tanto como ver cualquier documental de la creación del universo.

No quería que el incidente de hace un mes se repitiera, aquel donde me golpeé la frente contra la butaca tras quedarme dormido. Aunque me viera maleducado, me apoyé sobre mis brazos y dormí en mitad de la clase.

Lo que menos quise hacer —aparte de prestar atención— fue ponerme a pensar en Matthew y en su madre, pero al final lo hice. Imaginé los problemas en los que se metería y todos aquellos castigos que le impondrían para hacerle entender que no era bueno escaparse de casa en mitad de la noche y no volver.

¿Nos afectaría? Absolutamente.

No pasó mucho tiempo desde que pegué los ojos y dejé de moverme, pues al ser despertado por Keira, sentí aún el inmenso cansancio. Alcé la cabeza y la vi de pie a mi lado; se llevó el índice a la oreja para indicar que escuchara. A pesar de que continuaba adormecido y debilitado, hice un intento.

El final que deseo [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora