Nueva vida.

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Los rayos de luz traspasan la nítida cortina blanca que cubre el balcón, molestando el sueño de un tierno lobito y un fuego dormido.

Shiro Fubuki era el tipo de chico que se levantaba temprano, mucho antes del alba sin embargo estos días se sentía demasiado cansado para ganarle en una carrera al sol. A veces no podía ni despertar antes que Shuya.

Afortunadamente hoy no era el caso.

El pelicrema se encontraba descansando, recostado junto al él sin darse cuenta de la intensa mirada que se cernía sobre su persona.

-Tan lindo...- el albino lo halago observando, pasando con delicadeza sus blancos dedos entre las hebras acremadas.

Si le dieran a elegir una imagen seria sin duda la de su esposo dormido. Así, relajado, se notaba indefenso, le daba la oportunidad de sentir que lo protegía.

Le encantaba proteger a su delantero.

Sonrió continuando con las caricias hasta que un fuerte mareo dilato sus orbes grisáceas y lo llevo a correr hasta el baño
Tosió varias veces, arqueando su espalda, maldiciendo mentalmente su malestar, aun más cuando una mano acaricio su brazo y otra retiro los cabellos platinos de su frente. Lo había despertado.

Y, ¿Como no? Si ante tremendo salto Shuya cortó su sueño de golpe, hechando carrera tras él,asustado y aturdido por la rapidez.

El piel nácar lavo su boca avergonzado, siendo repetida la acción por el mayor.

-¿Que fue lo que paso mi niño? - indagó confundido el fuego de su vida mientras frotaba sus ojos.

-Lamento haberte hecho correr. No paso nada. - respondió apenado, desviando la cara para no ver el cuerpo semidescubierto frente a él. A su llamita le gustaba dormir ligero.

-No importa Shiro, ¿Te encuentras bien?

-Si, si. No es nada.

-¿Nada? Nada como los mareos, los ascos y el sueño pesado, seguro. Amor, no ejerzo de medico pero se que no estas bien.

El príncipe intento rebatir, deteniéndose ante un dolor intenso de cabeza que lo hubiese derribado de no ser por los brazos del contrario alrededor de su cintura.

-¡Shiro! ¿Que tienes, copito?

-N-nada.

El peliplomo se dejó cargar hasta la cama, siendo recostado con cuidado. Sintió luego el dorso de la palma tostada sobre su frente.

Tenia fiebre.

-Suficiente, iremos al hospital.

OoOoO

El rey del hielo seguía con la mirada cada uno de los movimientos de la doctora que lo atendía, con los nervios a flor de piel.

-Tranquilo Fubu, es solo una revisión casual.- lo ánimo la bella mujer de ojos violáceos, recibiendo una mueca.

-Si es rutinario, ¿Por que estoy en un cuarto especial?

No le gustaba nada todo esto, ni el hecho de que su pareja no pudiera acompañarlo.

Quería a su Shuya.

-Fubu, necesito que me digas cuales son tus síntomas.

Hizo un mohín antes de contestarle. Odiaba esos lugares pero su niño insistió en que necesitaba una consulta.

Eres Mi Mundo ( Goefubu )Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon