El mensaje de un padre.

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La espalda le dolía horrores. Era la segunda vez que se quejaba mentalmente. ¿O la tercera? No,en realidad no lo sabia.

Llevaba más de medio día brocheando centímetro por centímetro la aplanada pared de esa vasta habitación. Estaba harto.

¿Porque no podía, como Fubu, permanecer dormido desde temprano y sin tareas?

Ah si. El no cargaba un vientre de ocho meses de embarazo.

Resopló dejando por un momento la pintura sobre el escalón de madera que había ahulado a fin de proteger y se dejo caer de sentón, tosiendo. Nunca le gusto ni el olor de los fármacos ni el olor a pintura.

Hecho una mirada al mural frente suyo, frunciendo el ceño ante la imagen.

-Aun no es suficiente. - murmuró malhumorado, torciendo el gesto.

Ordeno a su cuerpo incorporarse pero este pareció tomar su propia decisión, relajándose en la dura madera que después de horas de trabajo duro le parecía la más tersa nube.

¿Nube?

-Dibujare una ahí.-se dijo a si mismo en voz alta, apuntando con flojera un espacio vació.

Bajo luego su mano al suelo, reconsiderando para recargarla después en su frente. Cerro sus oscuros ojos para vislumbrar una imagen mental de su obra terminada hasta que un molesto pensamiento lo desconcentró.

¿Y si no le gustan las nubes?

Reclino la cabeza sobre la caoba, observando el gran tramo que estaba preparado.

¿Si no le agradaban los cielos, que podría pintar? ¿Tierra?

No, eso no era estético.

-Tonterías.- se regañó.

Claro que era estético. De la tierra venia el alimento que los mantenía vivos, de la tierra el nutriente que los movía. De la tierra las flores habían nacido y era, en la tierra, donde tal vez algún día su próximo angelito se animaría a jugar.

-Si, dibujare tierra por allá.- menciono a la nada, dirigiendo su vista a un punto oscuro.

Bien, habría montes, valles, un precioso horizonte que contemplar...

Un segundo...

-¿Y si tampoco le gusta eso?

No, el bebe no seria tan quisquilloso...¿o si?

-¿Que le gustara entonces? ¿El agua?

No era mala idea. Podría ser afín al liquido, seria mas fácil darle un baño.

Lo llevaría a la playa con Shiro y le pediría a Hijikata que cuidara sus pertenencias mientras va a nadar con su pequeño y su precioso lobito se reiría al ver que no sabe enseñar.

Bueno, eso sería lo de menos.

Tendría apoyo de sus amigos, de Tsunami más específicamente.

Si, el agua calmada, dos ángeles acompañándolo, el calor...

-¿Y si le gusta el fuego?

Una sonrisa surco sus labios. Si le gustaba, entonces el seria su maestro, le enseñaría todo sobre su elemento, el que conocía a la perfección. Aunque el fuego no le gustara, el le enseñaría todo sobre la vida, todo lo necesario para poder saber que lo amaba, que era su niño, su preciosa estrella.

¿Estrella?

-Eso es...- razonó feliz, levantándose con nuevos ánimos y tomando sus utensilios para subir la alta escalera.

Eres Mi Mundo ( Goefubu )Where stories live. Discover now