Chocolate y te.

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La noche era fría, bastante a decir verdad. De todas formas, Shiro Fubuki ya no tenia idea si realmente así se presentaba el temporal o su estado le jugaba una mala pasada. Estar en cinta no era fácil, mucho menos pasadas las épocas decembrinas, donde la gélida atmósfera parecía penetrar las casas. O por lo menos esa impresión le dio al chico peliplata mientras se removía en la solitaria cama. 

Teóricamente estaba hecho para este clima, habiendo venido de Hokkaido era ridículo que las temperaturas lo molestaran, pero lo hacían. Hoy en particular. 

Cumplía dos meses de embarazo y no podía sentirse peor,solo en su cuarto como estaba.

El viento agitaba las ramas de los arboles, produciendo un sonido intranquilo al silbar de manera suave, casi susurrando, dándole un aspecto aun mas lúgubre a la habitación casi desierta. El níveo miro por la ventana la noche helada, alejándose al sentir una ráfaga pasar. Era un rato agrio en esa negrura, del tipo de noche perfecta para abrazar a su pareja hasta dormirse. 

Solo existía un problema; Shuya no estaba ahí. 

El peliplata suspiro cansado, poniéndose un abrigo y aventurandose escaleras abajo hasta la sala, donde su marido rondaba con el ceño fruncido.

-Te lo he dicho.No me molestes, estoy ocupado, encárgate solo de tus problemas. - riño el goleador a su móvil, al parecer muy disgustado.

Nuestro ojigris miro a su pareja hablar por teléfono, probablemente discutiendo con uno de sus subordinados.Hace ya rato lo interrumpieron cenando.Desde ese momento no había dejado el aparato, maldiciendo y regañando a placer. Si de por si Shuya Goenji odiaba que lo buscaran en días inhábiles, mas detestaba que le quitaran su tiempo con Shiro, fastidiándolo por robar sus horas con el amor de su vida. 

Se acerco un poco más a la escena, apreciando de mejor manera la suave cabellera crema de Goenji, agitada mientras el negaba.

Shiro entendía que probablemente se tardaría demasiado en terminar la comunicación, por lo que la mejor opción era volverse derechito al cuarto, esperando que el otro subiera. Sin embargo recostarse en ese mullido colchón vació lo hacia sentirse perdido, inhábil para dormir sin su almohada favorita, de esta forma el copo prefirió sentarse en la madera de los escalones a la opción de regresar a su lecho.

Pasaron los minutos, convirtiéndose pronto en una hora, al termino de la cual el adorable joven desfallecía de sueño aunque recio a permanecer consciente mientras su marido no lo acompañara.  

Movido por el deseo de curiosidad caminó suavemente hasta la puerta abierta con vista a la habitación  donde su ojinegro seguía hablando por teléfono, más irritado, aburrido. Por lo que se oía alguna operación no salió como se esperaba y el, siendo el superior, intentaba poner todo en orden. 

- No se quien cambio las fechas pero es urgente que lo arreglen, ¿Entendido? - gruño por enesima vez el mayor a la bocina, sobresaltando la estancia.

El albino se abrazo a si mismo, inclinándose con cuidado sobre la caoba de la puerta para escuchar mejor del asunto al parecer grave.

Quiso el destino que la agudeza no lo acompañase, bajando de más su cuerpo y perdiendo el equilibrio frente a la entrada, haciendo rechinar la madera ante su peso que caería pronto contra el piso.  

Fubuki cerro con fuerza los ojos, llevando por instinto una mano a su vientre aun liso y jadeando al sentir el calor de unos brazos rodarle. Benditos reflejos de su consorte.

-¿Estas bien mi niño? - el príncipe de la nieve levanto el rostro, mirando atentamente los ojos onix que irradiaban preocupación.

-Estoy perfecto Shuya, gracias. - respondió con una sonrisa bajando un poco, restregando su mejilla contra el pecho del mas alto y disfrutando del agarre de sus brazos.

Eres Mi Mundo ( Goefubu )Where stories live. Discover now