La caja fuerte

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"Debemos estar todos perdiendo la cabeza."  La frase de Sebastian no paraba de repetirse dentro de su mente una y otra vez. Iba y venía. Venía e iba. ¡Y es que tenía toda la razón! Si no, ¿Cómo se explicaba aquello? Hasta hacía un segundo estaba con el detective, Jimenez, Leslie y aquel extraño encapuchado dentro de una especie de túnel, y de pronto apareció en medio de las ruinas de una parroquia. Pero eso no era todo. Cuando Mia subió con cuidado las maltrechas escaleras de madera que quedaban, se topó con un escenario ilógico e irreal: El amanecer.

-No es posible

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-No es posible.- Murmuró. No llevaba en Krimson el tiempo necesario como para que se estuviese alzando el sol. ¡Por Dios! Si hacía solo un par de horas que había anochecido.

Terminó de salir del agujero, pues todo el suelo de la iglesia se había venido abajo, y se sentó sobre el césped.

-Está claro que algo no encaja... ¡Quiero despertar!- Dijo y se golpeó las mejillas con ambas manos.

Lo único que la muchacha podía sacar en positivo es que no pululaba ningún pueblerino por los alrededores. Estaba completamente sola, sola y a salvo de criaturas y asesinos. Aun así no conseguía sacarse de encima la sensación de que alguien la observaba. De vez en cuando echaba la vista atrás para asegurarse de que no saliera otra persona de entre los restos del edificio.

Después de mucho rato oteando el horizonte, al final la morena decidió seguir adelante. No solucionaría nada allí sentada y lo sabía. Debía continuar. Debía llegar hasta el fondo de la cuestión y averiguar qué hacer. Se puso en pie, se desperezó y antes de echar a caminar, un tintineo a su izquierda la distrajo. Apartó las hierbas, se acuclilló y allí, entre la maleza, fue a descubrir una caja fuerte.

-¡Bueno! Lo que me faltaba ya. Una caja fuerte en medio de la nada.- Puso la mano sobre ella.- ¿Qué haces tu aquí, chiquitina? ¿Te has perdido?- Apenas Mia quiso levantarla, la tapa se abrió y se desparramaron por el suelo un montón de hojas. Se apresuró a recogerlas, ordenarlas un poco y volver a meterlas dentro.- ¡Estas rota! ¿Así como vas a proteger los folios?

Aunque cualquiera que la viese podría pensar que se estaba volviendo loca, a ella le resultó agradable hablar con el objeto. Sabía que no era más que un recipiente pero le alegró tener algo a su lado. Daba igual si vivía o era inanimado.

-Ven aquí.- Se inclinó hacia la caja y la levantó.- ¡Como pesas! Voy a tener que ponerte a dieta.- Se aseguró de que quedase boca arriba para que no se abriese y perdiese su contenido por accidente. Después de todo tenían mucho camino por delante.

-A ver ahora que hacemos...

Al fondo, sobre una colina, había construida una especie de fábrica. Lo primero que se le vino a la mente fue que habría una inmensa cantidad de trabajadores en cualquier nave industrial . Sino quería llevarse unos buenos puñetazos (en el mejor de los casos) lo más sensato sería avanzar por el bosque. Aprovecharía la luz del sol y se escabulliría por senderos menos transitados.

-Tú estate atenta, eh. En cuanto veas o escuches algo, avísame.- Le dijo a la caja y soltó una leve carcajada.

Menos mal que "no" la estaba observando nadie porque no sabría como excusar su comportamiento. Por mucho que hubiese cumplido ya los veinticuatro años, seguía siendo igual de inocente que cuando iba a preescolar. Eso sin mencionar dicha personalidad tierna e infantil.

-¿Sabes?-Le dijo al objeto siguiendo el hilo de sus pensamientos.- Tal vez sea una forma de resguardarme de los ataques del mundo. Teniendo el corazón como lo tengo, fatal, intentar ver las cosas desde el punto de vista de un niño me ahorra disgustos. Hay que restarle importancia a los problemas.- Acomodó mejor la caja entre sus brazos, como si la acunase.- Y tú has tenido suerte de que sea una fisgona inquieta o te habrías oxidado a los pies de esa iglesia. De todas formas no te preocupes. Te respetaré y no pienso abrirte pase lo que pase. Es una promesa.

Mia supo que el viaje se le haría más llevadero cargando ese chisme, al menos el tiempo que pudiese. El hierro con el cual lo habían construido era tan pesado que la dejaría con agujetas por todas partes

No te metas conmigo [Ruvik - The Evil Within]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora