No te metas conmigo [Ruvik - The Evil Within]

Mi debilidad

Aunque Rubén hizo todo lo posible por consolar a la morena, no lo consiguió. Es más, ni siquiera logró que se levantase del suelo.

 -Mia... por favor.- Le decía y ella sollozaba con mas fuerza, negándose a despegarse de su lugar.

Nunca antes había confesado lo sucedido a nadie y la desesperación, la vergüenza, el miedo y el desamparo se le echaron encima como león hambriento. Entonces, mientras el Victoriano intentaba apartarle el pelo de la cara, observó que se elevaba de la parte baja de su espalda un haz de luz. 

La habitación empezó a transformarse en una especie de mazmorra-cuarto de torturas y allí, en medio, emergió una figura fantasmagórica sentada en un sillón. Llevaba un uniforme de camuflaje y debajo de su cuerpo había un cadáver tapado con una sabana mohosa.

Sonrió, se puso en pie y los atravesó como si no estuviese hecho más que de humo.

El pianista no le quitó el ojo de encima, haciéndose una idea bastante acertada de su identidad.
Mira que ya se había acostumbrado a que sucedieran cosas extrañas, pero aquello... Aquello iba más allá de la racionalidad. Pareciera que Krimson, el que siempre había sido su hogar, tuviese vía libre para acceder a los recuerdos de la gente y materializarlos en forma de visiones. Imágenes en movimiento tridimensional.

En cierto sentido se asemejaba al proyecto de su vida, el sistema STEM.

Ruvik sintió que le hervía la sangre al ver truncados sus planes otra vez. ¿Es que no iba a salirle bien nada? ¿Por qué le costaba tanto romper el vínculo entre la azabache y su versión adolescente? Después de todo tampoco habían superado tantas circunstancias como para volverse inseparables... Al menos hasta entonces.

Iba a alejarlos y acabar con su alter ego cuando presenció el cambio. Uno que, rompiendo sus esquemas, no lo había llevado a cabo él. Aguardó y contempló la manera en la que la mansión rotó sobre si misma para llevarlos a un nuevo escenario. Luego, solo tardó un par de segundos en darse cuenta de adonde fueron a parar.

"Es su pasado." Porque si Connor estaba vivo y la cantante lo asesinó, la representación debía ser un retazo de sus memorias. Exacto. Ese era el modus operandi de la máquina a la que habían acabado conectados, ya sea por accidente o por destino. Creaba la realidad basándose en las experiencias de los individuos. Lastima que ninguno de los otros dos presentes llegasen a comprenderlo.