Una melodía capaz de llamar tu atención

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Si aquella era otra de las invenciones de Jimenez para distraerme, lo llevaba claro. Las teorías, la investigación, los planos y los prototipos de STEM eran míos, solo míos. ¿Acaso pensaba que una muchacha que no sabía más que mentir me apartaría de mi trabajo? Como mucho solo sería un estorbo con el que debería lidiar un par de días, sí. Metida en ese cuarto sin agua y sin comida se pudrirá pronto.

Desde que ese inútil se enteró de lo que hacía con sus"recursos", había declarado que mi proyecto se le antojaba una aberración. Que mis trampas y exigir a los sujetos que estuvieran conscientes mientras practicaba con ellos era intolerable. Gusano asqueroso... Cómo si le importara el bienestar de esos microbios. Solo le interesa el dinero y mientras siga dándoselo, sus opiniones sobran. ¡Pero esto es inadmisible! ¿Meter en mi propia casa a una espía? ¿Qué diablos hacía mirándome? Encima se atrevió a hablarme y a encerrarse aquí conmigo. De verdad que hacía que quisiera asesinarla de la peor manera posible.

Sin embargo eso no fue lo más terrible. Esa inculta guardaba otro as bajo la manga para ponerme de los nervios.

Por mucho que Mia gritase, patalease e insultase a los cuatro vientos al pianista, él jamás desbloqueó la puerta

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Por mucho que Mia gritase, patalease e insultase a los cuatro vientos al pianista, él jamás desbloqueó la puerta. Hizo oídos sordos tanto a sus ruegos como a sus lamentos, ignorándola por completo.

Cada tarde oía sus pasos acercarse. Se sentaba junto al piano y tocaba la misma melodía una y otra vez. El claro de Luna de Debussy, aunque en otras ocasiones interpretaba el de Beethoven. Todo dependía del estado de ánimo que tuviera, quizás, o al menos eso fue lo que pensó la morena.

El hambre y la sed empezaron a pasarle factura y ya no pudo evadirse ni siquiera durmiendo durante horas. Sabía que debía actuar ya o acabaría muriendo encerrada entre las mismas cuatro paredes. ¿Pero cómo? Esa era la cuestión. ¿Qué podía hacer para que ese chico cambiase de opinión?

-Ahora que necesito que pasen cosas raras, todo vuelve a la normalidad. Es cómo si estuviera planeado. Cómo si alguien se divirtiera con esto.

Se puso en pie y rebuscó en la habitación algo que pudiera ayudarla. Entonces los vio. Estaban detrás de un mueble, cogiendo polvo. Una viola y un violín.

-¿Qué estoy loca? Se va a tragar sus palabras.- Dijo y los agarró.

Esperaría que regresase, se pusiese a tocar y le incordiaría. Si algo sabía de los músicos es que necesitaban un grado máximo de concentración para crear, y un piano era terriblemente complejo.

Por ello, en esta ocasión cuando el joven regresó, Mia sintió que había valido la pena el esfuerzo. Aguardó a que comenzase, acomodó los instrumentos uno junto al otro, tomó el arco y se puso a rasgar las cuerdas con rabia. El ruido se elevó por encima de las demás notas musicales, haciendo que él se desconcentrase y fallase.

-Donde las dan las toman...-Susurró y apoyó los instrumentos en el suelo para pegar la oreja a la puerta. Lo escuchó carraspear y comenzar desde el principio la sonata.- Cómo si te fuera a dejar.

Y repitió el proceso una y otra vez.

Cada vez que el chico intentaba tocar el Claro de Luna, ella lo molestaba desde el cuarto de al lado, y vale la pena decir que sabía cómo hacer para que el violín y la viola emitiesen chirridos insoportables.

Después de un rato sintió sus pasos acercarse. Se apresuró a echar el pestillo y cuando fue a abrir, no pudo.

-¿¡Pero qué demonios haces!? ¿Qué pasa contigo?

-Nada...

Tenía un plan y al parecer estaba saliendo a pedir de boca. Esperó un par de segundos y cuando oyó que se alejaba de nuevo, quitó el seguro tan despacio que apenas se notó. Inspiró, expiró y tomó por última vez el arco y los instrumentos. Entonces dejó de lastimar las cuerdas y obsequió al chico con una hermosa melodía.

No sabía que era más molesto, si sus gritos o la manera en que echaba a perder la música con esas notas chirriantes

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No sabía que era más molesto, si sus gritos o la manera en que echaba a perder la música con esas notas chirriantes. ¿De dónde había salido esa chavala? Era insufrible. Dudaba incluso que tuviera algo de raciocinio, por lo que no la quise ni siquiera para mis experimentos. ¿Total? Sería perder el tiempo.

Pero entonces la oí. Oí esa canción y me estremecí. Me detuve en seco y me giré para perder la mirada en la madera maciza de la puerta, en las florituras que la adornaban, y fue como si los acordes me atravesasen. Jamás había escuchado nada igual, mucho menos a una persona tocar como si de dos virtuosos se tratase.

Puse la mano sobre el pomo y lo giré para descubrirla allí. Sentada sobre el suelo, tenía asido el violín y tumbada la viola entre sus piernas de forma que quedasen en paralelo. El arco saltaba de uno a otro cuando lo exigía la partitura y creaba esa sensación de multitud.

-No puede ser.

Quedé tan abrumado que esperé que terminara. Me habían dejado sin palabras por primera vez en muchos inviernos.

 Me habían dejado sin palabras por primera vez en muchos inviernos

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-¿Y bien? ¿Sigues creyendo que soy una demente?

Él se mantuvo en silencio. Pareciera que le había comido la lengua el gato.

-¿De dónde has salido tú..?

Mia se incorporó con lentitud, temiendo romper aquel aura de misterio. Pestañeó un par de veces y dio un paso adelante. Aunque sabía que echaría por tierra todo lo que había logrado, no se privó de ser sincera.

-No lo sé. Solo recuerdo que alguien me asustó y caí. Al despertarme estaba en esta mansión.

-¿Continuas con lo mismo?

De pronto la voz de una tercera persona, un hombre, se alzó desde el pasillo.

-¿Rubén?

Y cuando la morena quiso mirar, acercándose más de la cuenta al pianista, este se tensó y las mismas paredes de la casa parecieron explotar como si llevasen una carga dentro. Mia apartó el rostro por acto reflejo al ver como volaban las astillas y los trozos de muebles, prendiéndose del brazo del vendado antes de que todo se  tornase negro.

No te metas conmigo [Ruvik - The Evil Within]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora