Acude al granero

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Contra todo pronóstico, la de ojos ambarinos se recompuso de su encontronazo con Ruvik. Tardó un par de minutos, como es obvio, pero la presencia del Guardián y su silenciosa compañía lograron que se armase de valor y quisiese continuar. No podía dejar que un par de amenazas y chantajes la vencieran, mucho menos cuando aún quedaba tanto camino por recorrer, así que se vistió, se calzó y salió al ruedo con el pelo todavía húmedo. Su compañero asintió y la aupó para que ambos pudiesen moverse más rápidamente.

-Encontraremos las respuestas.- Le dijo y dejó que la llevase a través de los pasillos del hotel, muchos de ellos plagados de cadaveres enredados en sus propias trampas . Vestigios de atormentados.

¿Quién era en el fondo Rubén Victoriano? ¿Por qué su versión adulta controlaba el mundo cómo su máximo creador? Y esa era otra. De algún modo que costaba muchisimo explicar, poseía el poder de ir creando alter egos de sí mismo con voluntad propia. ¿Acaso había algo que tuviese un poco de sentido dentro de aquel nudo? Cuanto más tiempo pasaba en Krimson, más se daba cuenta de que seguían sucediendo un sin fin de cosas extrañas. ¿Sería él el responsable? ¿Lo era ella?

En un momento dado, la caja fuerte tuvo que dejar a Mia en el suelo para apartar del camino el cuerpo de un infectado. Este había fallecido en medio y obstaculizaba el paso. La morena se apartó y observó desde un rincón la escena.

"No tiene pinta de ser muy sociable... Aunque conmigo se está portando tan bien que jamás podría quejarme. Es cómo el padre que siempre me ha faltado." Pensó la morena y observó a su protector agacharse para desenredar el alambre de púas que el muerto presentaba a lo largo y ancho del cuerpo.

Cojeó un tanto y se plantó a su izquierda.

-¿Te ayudo?- Cuestionó.

Sin embargo el Guardián negó con la cabeza. Hizo un gesto con la mano indicando que no hacía falta y terminó lo que acababa de empezar. Fue un auténtico golpe de suerte que la muchacha se hubiese alejado porque, en una décima de segundo, una bala impactó contra la caja, revotando de inmediato. De haber estado cerca, la habría dado de lleno.

La violinista ahogó un grito y se agachó, cubriéndose a duras penas. Su cuidador, por el contrario, se incorporó y se interpuso entre la chica y el asaltante, que no resultó ser otro que el policía que esta había visto una vez. El del pelo oscuro y las gafas.

-¡Alejate de ella!- Gritó y empuñó la pistola, apuntando esta vez a su corazón.

Un gesto noble por su parte, si, pero a la vez no podía estar más equivocado

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Un gesto noble por su parte, si, pero a la vez no podía estar más equivocado. El único que representaba un peligro ahora mismo era el propio detective. De hecho, estuvo a punto de acabar con su vida de un proyectil perdido.

"¡No pasa nada!" Quiso revatir la cantante, más el Guardián se adelantó. Aprovechó que seguía sujetando el cadaver con una mano y haciendo gala de una fuerza descomunal, lo arrojó contra el de los lentes como un simple saco de patatas.

No te metas conmigo [Ruvik - The Evil Within]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora