IX. Basium

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Soñé con un beso.


No sabía quien me besaba.


Pero fue tan dulce que deseé haber soñado más con él.

Y se volvió realidad. Cada noche alguna pesadilla terminaba con un beso, tímido y gentil que era inevitable de saborear.

Era una sensación tan hermosa que parecía real. Pero yo bien sabía que sólo era una cruel broma creada por mi mente.


Al menos, ese sueño me evitaba tener que despertar a causa de las pesadillas. Era como mi tranquilizante.


- Ya no has ido a mi habitación, Pino. ¿Es que te doy miedo?- decía Bill con sarcasmo.

- Claro que no- respondía, con una sonrisa y empujándolo levemente- Es que ya no es necesario. Puedo soportar un poco mis pesadillas ahora

Él sólo sonríe ampliamente cuando se lo digo, y nunca pide explicaciones. Algo raro, sí, pero de agradecer. No creo soportar la vergüenza que causará el decirle que sueño que beso a alguien, se burlará de mí.


- Ya es tarde, me tengo que ir- dije, viendo hacia la ventana. Comenzaba a entrar el invierno al ambiente, así que una capa de lana no me vendría mal para el temprano frío. Mi capa de lana me vendría fabuloso.

- ¿En serio ya te tienes que ir?- me preguntó Bill con el ceño fruncido- Pero si la estábamos pasando bien. No vayas, un día no le hará daño a tus tíos ni a ti

- Será otro día, demonio- le dije, riendo cuando él suspiró dramáticamente- No me lo tomes a mal, pero el clero tendrá la visita de la familia real. Aunque no quisiera ir, tengo que hacerlo

- Estúpida familia real- murmuró, y me hizo reír más.

- Eres un niño mimado, Bill- terminé de colocar mi capa sobre mis hombros y salí de la casa, con Bill pisando mis talones.

- Entonces hazme mimos, Mason- me hizo reír más, casi carcajeándome.

- Eres un imbécil- monté a Bastian en los establos. Le dirigí una última mirada a Bill, quien me veía con reproche fingido- Espero llegar temprano. Nos vemos, niño mimado


Di rienda suelta de Bastian. El caballo ya sabía el camino de ida y de regreso, y no era necesario jalar de él para guiarlo. El viento era gélido y hacia revolotear mi capa y cabello.



Al llegar a la entrada del pueblo, bajamos la velocidad. Mi pelo tenía un poco de escarcha al igual que en mi capa. Me pasé la mano para quitarla mientras cabalgaba con lentitud.

Como siempre, esperaba a mi tío en la última banca de la Iglesia. Me cruzaba de brazos y piernas cuando veía que él llegaba tarde.


- ¡Dipper! Lamento la tardanza, me quede dormido- dijo Stan, con una sonrisa. Detrás de él estaba Ford, con un rostro malhumorado.

- Hola- respondí, sonriendoles.

- Ya nos han de estar esperando los demás miembros- habló Ford sin evitar mirar con reproche a su hermano. Él detestaba llegar tarde y más si era por culpa de su hermano gemelo.

~~ Cacería de Brujas  ~~ [Billdip AU]Where stories live. Discover now