Capitulo 13

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Caminaba por las calles de la ciudad de Londres algo ida, mi mente no dejaba de pensar en esa chica igual que yo y con nombre conocido para mi. No dejaba de hacerme ideas e hipótesis que para cualquier otra persona parecerían estúpidas, pero para mi no lo eran, sabia que algo andaba mal en mi pero no pensé que hasta este punto. Lo primero que debía hacer era descubrir que significaba el tatuaje que tenia en mi muñeca.

Cuando cruce la esquina unas gotas de agua cayeron en mi rostro, mire hacia el cielo y por primera vez me percate de que estaba como el color de mis ojos; gris. Nos me importo y seguí caminando hasta que vi a una pequeña niña de risos dorados sentada en una banqueta, sola. Me acerque a ella y cuando estuve en frente suyo sus ojos claros de un color indescifrable se posaron en mi anatomía.

—¿Estas perdida? —le pregunte y no recibí respuesta alguna —¿Esperas a alguien? —silencio.

Suspire y decidí seguir caminando, de seguro la niña estaba esperando a su madre o yo que se. Sentí como algo se enredaba en mi pierna completa y cuando mire hacia abajo vi que era la pequeña niña. Sonreí con ternura hacia ella.

—Princesa, contesta mis preguntas —ella no dijo nada y solo se aferro mas al agarre que tenia en mi pierna cuando intente quitármela de encima —e llevare a casa y luego veré como te contacto con tu familia —ella no dijo nada y yo solo me dedique a caminar como podía.

Solo estaba a unas manzanas de mi edificio por lo que de seguro encontraba la familia de la niña cerca de aquí. Luego de unos largos minutos llegue a la puerta del edificio. El hombre de recepción me miro curioso al verme entrar toda empapada y con una niña aferrada como garrapata a mi pierna. Le sonreí y el hizo lo mismo. Camine hacia el elevador y me adentre en el para luego presionar el piso 13.

—Esa pierna me duele ¿puedes por favor cambiarte a la otra? —sentí como poco a poco ella aflojaba su agarre y se soltaba de mi pierna, luego con pasos rápidos camino hacia la otra pierna y se aferro a ella igual o mas fuerte que antes.

Cuando el ascensor abrió sus puertas seguí mi caminata por el pasillo cuando de pronto vi a Axel saliendo de su departamento con un semblante serio y preocupado. Al verme trato de disimular pero cuando miro hacia mi pierna sus ojos se abrieron desmesuradamente.

—Annabelle —camino hacia mi y cuando iba a tomar en brazos a la niña que estaba colgada de mi pie ella le dio un manotazo y el se alejo —¿Annabelle, donde estabas? —le pregunto a la niña pero no recibió respuesta.

—¿La conoces? —le pregunte. El se acerco a mi y dejo un beso en mis labios.

—Si, es mi hermanita —yo abrí mis ojos como plato.

—No sabia que tenias una hermana —el asintió.

—La tengo, pero la pequeña tomo dinero de mi cartera y se fue a no se donde, pensé que estaba escondida y la busque por toda la casa hasta que me di cuenta de que no estaba - suspiro aliviado - vámonos a casa, te puedes resfriar —sentí a la niña negar —¿te la llevarías a tu casa hasta que se le pase el berrinche? —reí un poco.

—Si, no hay problema —el asintió y yo pase de su lado hasta la puerta. Saque mi llave y la introduje en el pomo para luego abrirla y entrar a mi departamento con la niña de nombre Annabelle aun agarrada de mi pierna como garrapata.

—Nos daremos un baño caliente para no resfriarnos - la sentí asentir en mi pierna y camine hasta mi habitación —necesito quitarme la ropa —ella se soltó y yo procedí a quitarme la ropa quedando en mi ropa interior negra —ahora quítate tu esa ropa mojada —ella asintió y se quito su ropa dejándola en el suelo.

Camine hasta el baño y abrí la ducha para que la tina se llenara con agua caliente. Luego de un par de minutos se lleno y yo le eche sales de baño y burbujas. Annabelle paso por mi lado y se metió a la tina para luego sonreír y jugar con las burbujas que se creaban poco a poco. Cerré la ducha y luego me adentre en la tina haciendo que se esparciera un poco por los bordes. Le sonreí a Annabelle y ella me lanzo un poco de agua, yo le lance otro poco y antes de que ella pudiera devolvérmela me sumergí completamente por unos segundos, cuando subí Annabele me sonrió.

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora