Capitulo 20

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No sabia cuanto tiempo llevaba en ese calabozo, solo sabia que hacia mucho calor y que mi cuerpo estaba todo sudado y pegajoso. Me senté de rodillas en el suelo y coloque mis dos manos encadenadas en el piso. Debajo de mi mano todo empezó a colocarse azul, se extendió por el piso y luego por las paredes hasta que todo estuvo totalmente congelado. Mi cuerpo agradeció el cambio y yo me revolqué en el piso con la intención de sacar por completo el sudor.

Como hace un rato escuche pasos acercándose, pero solo era un guardia revisando que todo estuviera bien, se quedo de pie frente a mi celda y luego corrió de vuelta. Mire los barrotes de la celda y me arrastre un poco para poder llegar hasta ellas, coloque mi mano ahí y las empecé a congelar hasta crear una barrera de hielo que me separaba del pasillo, sonreí y con mi dedo trace líneas en el hielo que se convertían en 3D. Amaba esto. Así seguí hasta que otra vez escuche pasos, estos se detuvieron frente a mi celda.

—No puede ser, es mas poderosa de lo que creímos... se supone que con las cadenas esto no pasaría... tendremos que adelantar todo.

Los pasos se alejaron de nuevo y yo suspire aliviada, sin evitarlo mis ojos se fueron cerrando de a poco hasta llevarme al mundo de los sueños.

***

—Despiértenla y llévenla al cuarto de torturas —esas palabras me hicieron abrir los ojos como plato.

Mire hacia todos lados y en la puerta de mi celda estaba Agata con unos cinco guardias, me arrastre lo mas lejos que pude de ellos, pero una vez entraron fue inevitable. Me tomaron de ambas manos y me sacaron de ahí hasta no se donde. Dejaba que me arrastraran, mi mirada estaba posada el suelo gris por el que dejaba mis esperanzas. Hasta que no pueda usar mis poderes no podre salir de aquí. Si es que con suerte los recupero.

El suelo gris cambio por uno sucio y oscuro, se podía ver moho y por eso levante la mirada, estábamos en un cuarto pequeño y oscuro, sin ventana y sin puerta. Me arrojaron ahí y el orificio en la pared por el que había pasado se cerro dejando así una habitación totalmente cerrada.

Me senté en el piso e hice lo mismo que en la celda, solo que ahora no salía nada de mis manos, no podía llenar todo de hielo. La desesperación me invadió y antes de poder ponerme histérica otro orificio se abrió en la pared y por este entro Lucifer. Fresco como una lechuga y totalmente despreocupado, se acerco a mi para quitarme el metal que cubría mi boca y luego se alejo otra vez para mirarme con una sonrisa.

—Mira a quienes tenemos aquí —fruncí el ceño al escuchar como pluralizaba —la verdad es que pensé que vendrías sola, pero también esta el pequeño aquí —loco, loco, loco; gritaba mi cabeza una y otra vez.

—Viejo loco —dije bajito.

—No dirás lo mismo cuando me veas golpeando tu abdomen con intenciones claras; matar al mocoso que llevas dentro —mis ojos se dirigieron a el buscando algún rastro que dijera que mentía, pero no lo encontré —oh si, estas embarazada, Lucia, pero no por mucho.

—Esta loco —el rio.

—Lucia, huele, como ángel tienes un olfato desarrollado. Tu olor característico es el de vainilla, pero como estas embarazada sentirás uno a flores.

Sintiéndome estúpida por hacerle caso respire profundo prestando atención a los olores. Olí a vainilla, azufre, putrefacción y... flores.

—El olor a azufre es mío —mis ojos se dirigieron a los suyos —ahora escucha, Lucette, junto con tu corazón vas a escuchar el palpitar de otro.

Negué lentamente al darme cuenta de que era verdad lo que decía, yo tenia a un bebe dentro de mi. Solté un par de lagrimas que seque de inmediato.

—Los matare a ambos, princesa —dijo lo ultimo burlonamente.

—Es su nieto —fue lo único que pudo salir de mis labios.

—No lo es, ese engendro es nieto de Gabriel y no me interesa en lo absoluto.

—No puede hacer eso —quería gritar de frustración pero simplemente no podía.

—Si puedo y lo hare, a ver, ya tengo todo preparado —empezó a pasearse por el pequeño lugar —lo primero que hare será arrancar tus alas, justo ahora —enumeró —mañana matare al engendro —levanto otro dedo —después sacare tu corazón —tres dedos en alto —y el ultimo día acabare con tu vida.

Con pasos apresurados se acerco a mi, me tomo por el cuello y lo jalo con fuerza, entonces mis alas hicieron su aparición. Mi cuerpo encadenado se retorcía debajo de sus manos y mis alas aleteaban con fuerza evitando que el pudiera agarrarlas. Al final el termino por agarrarlas, yo lloraba rogando por que no lo hiciera, entonces el dolor insoportable me agarró en todo mi cuerpo y alma. Había arrancado una de mis alas, la lanzo frente a mi y me soltó.

—Se ven tan hermosas bañadas en sangre carmesí de princesa —yo me revolcaba en el piso tratando de menguar el dolor pero era imposible, no podía —ahora la otra.

Yo ya no podía luchar, el dolor que sentía no podía empeorar, o eso creí. Sentí las manos de Lucifer en mi otra ala y como la arrancaba lentamente provocándome mas dolor, mis gritos eran ensordecedores y estaba segura de que eran escuchados en todo el infierno. Cuando termino de arrancarla la lanzo junto con la otra y un sentimiento de vacío se instalo en mi pecho. Las lagrimas bañaban mi rostro y nublaban mi vista. Quería tomar mis alas y abrazarme a ellas pero las malditas cadenas no me lo permitían.

—Mañana le toca a tu bebe, princesa —se burlo una ultima vez para luego abrir el agujero en la pared y salir por el dejándome en compañía del bebe que no sabia que existía y mis alas rotas.

Podía sentir como la sangre bañaba toda mi espalda junto con el vestido blanco que aparecía a la hora de yo transformarme en ángel. Mire con melancolía mis alas blancas siendo ensuciadas por mi propia sangre. Mi alma estaba desgarrada, era como si a un humano le quitaran sus manos o piernas, simplemente doloroso, difícil, era malditamente insoportable.

Mis ojos se fueron cerrando poco a poco debido a que no podía soportar mas dolor hasta que me adentre en el mundo de la inconciencia.

***

Mis ojos se fueron abriendo poco a poco. Pestañee un par de veces tratando de saber si lo que veía era real o no. Mi corazón dio un vuelco y me senté de golpe en el piso causándome un fuerte dolor en mi espalda.

—¿Axel? —sus ojos hicieron contacto con los míos, pero estos no reflejaban la misma dulzura y amor que siempre —Axel, sácanos de aquí —silencio —Estoy embarazada y Lucifer vendrá a matar a nuestro hijo —él dejo de mirarme y yo me arrastre hasta quedar a sus pies —Axel por favor dime algo, por favor —mis ojos se llenaron de lagrimas y el simplemente movió sus pies para que dejara de tocarlo y se dio la vuelta para salir por el agujero.

No podía creer que ese fuera Axel, mi Axel no seria tan frio conmigo ni me miraría de esa forma tan vacía, pero joder, era él.

Nota

Perdón por no haber publicado la semana pasada, es que tenia muchas cosas que haces. Por ahí tengo un par de capítulos mas. Los quiero muchísimo mis Darkfines; Si, así les pienso decir, díganme si les gusta el nombre.

Voten, comenten y compartan.

Darkness fuera.

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora