Capítulo 44

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Narrador Omnisciente

La luna se alzaba brillante sobre aquel bosque, bosque en el que los hilos entre el mundo de los muertos y de los vivos eran más finos.

Cuatro seres se encontraban justo en medio del bosque en las puntas de una estrella encerrada en un círculo. Excepto por uno de ellos que estaba en el medio.

Lucia sostenía firmemente un cuchillo en su mano derecha y unas palabras en la cabeza que darían inicio al llamado.

¡Ay! ese llamado, pocos lo han hecho y ninguno había sobrevivido, pero ella no lo sabía, no sabía los riesgos que enfrentaba llamando a criaturas que la mayoría de la gente desconocía, no solo porque se mantenían ocultos, si no porque no se sabía que tan fuertes eran. Se decía que mucho, pero nadie había quedado vivo para contarlo.

—Vengan a mi cuidadores de las almas en las sombras, vengan a mi y concédanme un poder pues con una alma nueva pagaré su salida al mundo de los vivos.

Una vez dichas estas palabras Lucia se acercó al muchacho y cortó su garganta matándolo al instante.

—Reúnanse conmigo —susurró.

Completado el ritual el viento comenzó a soplar más fuerte y frío, este cargaba un olor extraño y desagradable. Un olor que ninguno había olido antes.

—Tu nos llamaste —la voz era de una mujer, era suave y algo melancólica, o al menos eso identificaba ella.

—Si —la firmeza en su voz no pasó desapercibida por los guardianes y le dieron la oportunidad de verlos.

Eran unas criaturas horribles, deformes y llevaban con sigo unos sabuesos que estaban realmente quietos.

—¿Te sorprende nuestra hermosura? —era obvio que la mujer hablaba con sarcasmo.

—Sere directa, quiero que le otorguen el permiso de hacer partos a demonios, se que si lo hacemos sin permiso los niños que traigan al mundo morirán —se escucho una leve risa.

—Muestranos algo hermoso, hemos pasado mucho tiempo aburridos —Lucia se quedó en silencio por unos segundos antes de empezar a jugar con fuego, hielo y agua.

Hacia círculos y figuras extrañas y con esas simples cosas hizo un show de luces maravilloso. Los guardianes estaban más que encantados.

—¿Sabes porque nadie nunca salió vivo? —Lucia no sabía aquello, pero actuó como si lo supiera.

—No lo sé —respondió simple.

—Por su falta de creatividad, tu la tienes, así que te concedo el poder a ti y a tus amigos —luego de esto desaparecieron junto al sonido de unas campanas.

Tres meses después

—Jayden, date prisa, ya quiere salir —el dolor en mi vientre era insoportable. No lo aguantaba y estaba loca porque el mocoso saliera.

—Espera, hay que preparar todo antes de empezar. Te voy a anestesiar. Minutos después ya no sentía absolutamente nada.

Tres horas después

—Tantas veces que lo llamaste mocoso y es una niña —mis ojos se abrieron de par en par al escuchar aquello, mi bebé era una niña.

Jayden terminó de realizarme lo que era una cesárea, no me preocupaba, pues yo cicatrizaba rápido heridas como esas.

Ahora solo quería ver a mi niña, tenerla en mis brazos y ver si su rostro se parecía al de su papa. Solté un suspiro al recordar a Axel, faltaban tan solo unas semanas para verlo.

Haría hasta lo imposible por recuperarlo a él y a mis amigos. Y estaba dispuesta a matar a Lucifer y a las trillizas de la forma más cruel posible. Ellos me destruyeron y me separaron del amor de mi vida, yo renací de las cenizas como el ave fénix y no será en vano.

—¡Mi bebé! —Jayden me miró con mala cara por mi desesperación, pero es que ya quería verla, sentirla en mis brazos y besarla.

Minutos después Mich me dio a mí niña, no pude aguantar y las lágrimas salieron de mis ojos sin permiso, ella tenía el cabello castaño, una mezcla del cabello de su padre y el mío, pero tenía ciertas hebras de colores, cosa que no me sorprendía, sabía que esto pasaría.

—Ay cosita linda —dije con voz melosa.

Se sentía tan cálida en mis brazos, se sentía maravillosamente bien tenerla conmigo.

Y justo en ese momento me juré una vez más vengar su muerte, aunque ahora está viva, pero yo me entiendo.

—Consigueme plantas para curarme rápido, necesito terminar de preparar a las tropas para irnos al infierno - mire mi niña y recordé que no le había puesto nombre —la niña no tiene nombre —le recordé a los chicos —¿Cómo le pongo?

—Felicity —dijo Mich. Yo reí por lo bajo.

—Ese nombre es horrible, que le ponga Destiny —alzo su frente orgulloso por el nombre.

—Le pondré Demi —pero entonces escuche una voz en mi cabeza que me susurro Betsabé. Abrí mis ojos con sorpresa ¿Esa era la voz de Axel? No, han de ser alucinaciones. El tiene meses sin aparecer en mis sueños o en mi mundo creado —¿Demi Betsabé?

—Le diré Demi, Betsabé supongo que es para cuando sea reina que la gente tiemble al escuchar su nombre —y tenía razón, mi hija algún día seria reina y su nombre tendría que tener esa fuerza al ser mencionada.

Dos días después

Ya estaba lista para comenzar a entrenar. Quedaban tan solo dos semanas para meterme al infierno sin que el diablo se diera cuenta. Pero estaba segura de que saldría gloriosa se está batalla. No podía permitir que Lucifer se adueñara de la tierra y de los humanos. El tenia que quedarse ahí abajo pero como no lo quiso así yo lo destruiré y así salimos de un problema.

Nota

El capítulo es algo corto, pero ya publicaré otro.

Lo quiero, gracias por seguir aquí

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora