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"Ella está corriendo, está corriendo.
Solo para confiar en él.
Él tiene una gran sonrisa,
falsas noticias.
Sólo corre a esconderte
no tienes nada que perder".

-"Run for cover", The Killers.

Faldas cortas por doquier. Tacones y mucho brillo labial.
Era una hermosa noche llena de luces de colores, alcohol y música a todo volumen. Muy fuerte.
Y mientras su precioso trasero se escurría entre todas esas personas disfrutando de una asombrosa fiesta se sintió...fresca.
Fue cómo una extraña sensación de alivio que le recorrió de pies a cabeza, y la sensación mejoró cuando tuvo un vaso de vodka mezclado con quién sabe qué en la mano, le guiñó un ojo al chico de la barra y se dispuso a observar el panorama.
Una clásica fiesta de verano en Los Ángeles.
Era al aire libre en la finca de alguien cuyo nombre no recuerda, su vista recorrió todo el lugar. Extrañamente algo llamó su atención, más allá de la pista de baile el cabello brillante y perfectamente peinado color café oscuro, se robó su atención.
Cómo era su nombre...oh si, Dean.
Él estaba rodeado de una banda de chicos quiénes, supuso, eran amigos por la forma en la que se trataban.
Una morocha impresionante y despampanante se sentó sobre sus piernas, la chica (prácticamente desnuda) comenzó a hablarle al oído y él sonrió y luego asintió. Ella  chilló de la emoción, y salió corriendo en dirección a la casa.
Cuando se sintió incómoda por su intromisión, volvió su vista al vaso medio vacío de vodka y se lo terminó.

-Entonces, ¿Piensas bailar o sólo te amargarás toda la noche viendo a estos...jóvenes muchachos bailar?-cuestionó alguien a su lado. Oh, era un muchacho, demasiado atractivo, rubio, tez pálida, facciones duras y marcadas junto con unos sensuales labios que  conformaban su cara.

Él extendió su mano. ¿La estaba invitando a bailar?

Ella sonrió y luego negó.
-Es grosero invitar a una dama a bailar sin antes pedirle un trago- murmuró con sus ojos sobre los ojos de él. Azules.

-¿Sabés qué? Tienes razón- él sonrió maliciosamente. De repente, un escalofrío la recorrió.- Kyle-llamó al barman- Lo de siempre para mi y...esta adorable mujercita a mi lado.

Kydence estalló en risas.

-¿Mujercita? ¿Cuántos años crees que tengo, hombre viejo?- bromeó.

-Bueno, ya sabes. Tienes esa mirada de quinceañera y una sonrisa Cruella de Vil.- ambos rieron- Aunque tu risa es...explosiva.

-¿Tú crees?- murmuró ella con sensualidad.

-Quemas, Kaydence- murmuró él acercándose a su rostro- Y lo digo en serio, estar cerca de tí es cómo estar cerca del jodido infierno. Y no creo ser el único que lo piensa- señaló con su cabeza frente a ellos y toma algo de distancia.

Kay desvió su vista al frente y sus ojos chocaron. Una mirada café estaba sobre ella,la miraba tan fijamente que sintió poder escuchar sus pensamientos, el movió sus labios
y ella los leyó, decian: Te atrapé.
Por alguna razón Kaydence tragó saliva, ¿A qué se refería exactamente?
La vista de Dean, se desvió a su lado y frunció el ceño, negó repetidamente. No no no. Podía verlo murmurar.
Dean con rapidez se levantó de su asiento y se dirigió adentro, Kay supuso que iría tras aquella morena.
Sin embargo él volvió a salir, estaba rodeado de un grupo de chicos que lo escoltaban a paso firme hacía dónde ella estaba, pero, eso lamentablemente Kaydence no lo notó.

Porqué se había girado hacía el rubio y allí estaba él extendiéndole una copa de alcohol.
Ella aceptó, por supuesto, aunque algo se removió incómodo en su interior, esperen, cómo es que él la había llamado. ¿Kaydence? con el ceño fruncido y la mirada sobre el ojiazul se tomó todo de un sólo trago.
No recordaba haberle dicho su nombre.

-No confío en ti.- le soltó al muchacho, se sentía alarmada.

No no no, recordaba.

Justo cuándo él sonrío Kay sintió como la copa se deslizaba de entre sus dedos. Y en menos de un parpadeo todo comenzó a escucharse más lejano.
Sólo su voz, una suave y ronca voz pudo escuchar con claridad. "No debes aceptar nada de extraños, ángel ."

Todo se volvió oscuro.

0-0

Abrió los ojos exaltada. Unos tremendos ojos azules estaban sobre los de ella. El muchacho se alejó mientras sonreía con suficiencia, ella lograba escuchar música no muy lejana.

-¿Quién demonios eres tú y qué hago aquí?- le cuestionó al pálido rubio. Recorrió su mirada alrededor. Estaba en una de las reposeras frente a la piscina. Todo comenzó a darle vueltas y trató de hacer memoria, aún seguía en la fiesta. Sólo que no recordaba haber llegado hasta allí.

-¿Y bien?- le preguntó con impaciencia- ¿Vas a contestarme ahora o tendré que gritar?

Estaba alterada. Lo último que recordaba era...era una intensa mirada café sobre la suya.
El muchacho se acercó peligrosamente a su cara y le preguntó en un susurro:

-¿Confías en mí?- ella lo alejó de un empujón y se reincorporó en la reposera quedando sentada.

-No se quién demonios eres, idiota. -se revisó, desde su ropa a su cabello y notó que todo con ella estaba en orden- Más te vale que no me hayas tocado un sólo cabello por que...

-Wowowo -el chico levantó las manos y la miró con indignación. Se puso de pie.- ¿Acaso crees que yo te haría daño, Kaydence?

Ella entreabrió sus labios pero se había quedado muda.

-Tú me dijiste tu nombre antes- se encogió de hombros y dió media vuelta para irse -Oh, por cierto- dijo aún de espaldas - Me dicen Lucky - murmuró y la miró sobre su hombro- Espero volver a verte, este es sólo el comienzo, ángel.

Y sin decir más, se fué de allí.

Kaydence suspiró y decidió irse de la fiesta temprano.

James DeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora