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"El desempolvado cuento de hadas comienza.
Sólo otra blanca mentira".

- "A Dustland Farytale"
           The Killers.



Su departamento con una increíble vista a la playa estaba completamente amueblado y hasta decorado, con un fresco aroma a orquídeas, listo para ella.
Ella sólo se arrojó al sofá mientras lo miraba con diversión , él lucia tan incomodo y fuera de lugar.
Su estatura de casi dos metros, con esa apariencia de chico malo, todo de negro y con el cabello hacía atrás creaba un contraste perfecto con el lugar, y ella lo adoraba.

-Escucha, no tienes que quedarte allí todo el día- le dijo burlona- Ven- palmeó el sofá a su lado- Siéntate y cuéntame como han ido las cosas estos meses sin mi.

-Tres meses- murmuró él y se sentó a su lado con la vista al frente- Sinceramente, no sé que quieres saber.¿Viste mis historias en Instagram? Todo lo subo ahí..

Ella sonrió.

-Claro que las vi, tú vida es una fiesta ¿Verdad lindo Dean?-él asintió- Y dime, ¿Cómo van las cosas con Dev? Seguiste mi consejo de...

-Si- la cortó él- Al otro día la llamé y le dije si podríamos vernos, todo salió bien. Ella es linda, tiene muchos amigos cool que están en el medio y yo sólo...-hizo una mueca- Creo que ya soy parte de ellos. Soy parte de...esto.

Ella asintió. Ni siquiera se miraban a la cara, ambos miraban al televisor de plasma apagado,  frente a ellos.

-Es...genial- musitó ella, sacó su iPhone del bolsillo y se lo entregó- ¿Quieres mirar algunas fotos que saqué en las vacaciones?-preguntó aún sin mirarlo. Él se giró y tomó el teléfono.
Entonces comenzó a ver todas las fotos, eso lo llevó a recordar su negación al mandarle un sólo mensaje en todo este tiempo.

-¿Porqué no publicaste ninguna de estas fotos?-le preguntó. Recordó que la última publicación de ella, había sido hace tres meses atrás. Una foto de él.-Wow, ¿Esto es Puerto Rico?

-Si, y no lo valían- murmuró risueña- ¿Quieres una cerveza?-le preguntó yendo al refrigerador.

-Claro. Oh, espera- sonrió- ¿Ahora tomas cerveza?-preguntó levantando la vista del celular. Ella se encogió de hombros- Y, ¿Cómo es eso de que no valían la pena? Tienes fotos increíbles aquí...¿Una foto mía en aquel restaurante si vale la pena?-preguntó incrédulo.

Ella volvió a sentarse con dos cervezas en la mano, le tendió una.

-Claro que si- se limitó a contestar y él asintió mientras seguía viendo las fotos- Y dime, ¿Cómo están tus muchachos?
Kay los recordaba con una sonrisa en el rostro, ellos habían sido muy lindos y divertidos con ella esa vez en su fiesta de despedida, era extraño. Ninguno de ellos parecía ser algún delincuente, o algo por el estilo.

-Están bien- se encogió de hombros mientras seguía mirando las fotos con detenimiento- Realmente no los veo prácticamente desde que te fuiste, ya sabes estoy intentando...

Un silencio extraño se formó entre ellos.

-¿Estás intentando dejarlo?-preguntó ella suavemente. Aunque realmente no sabía qué trataba de dejar.

-Si- contestó él poniendo toda su atención en ella- Ky- la llamó. Ella no se había dado cuenta que estaba mirando el suelo. Levantó la mirada hacia sus ojos castaños.

-¿Si?

-¿Quieres ver lo que intento dejar?-ella tragó saliva, y por alguna razón sintió su pulso acelerarse. ¿Quería?

-Si.

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Kaydence estaba segura que de toda esta experiencia le quedaría un gran trauma, otro más para lista.
Dean la había bajado del Benz y tomó su mano mientras caminaban por las sombrías y abandonadas calles  del Sunset Strip, Kay había vivido aquí un tiempo, y por lo que recordaba ese lugar ya no era lo que antes, un lugar lleno de peligro y delincuencia.
Sin embargo, comenzaba a sospechar que estaba muy equivocada.

Con Dean se metieron en un apestoso callejón y a Kay se quedó helada al ver a un chico en la esquina de este, estaba todo encapuchado y fumaba un cigarro.
Parecía murmurar cosas para si mismo, parecía estar furioso.

-Hey Mike- lo llamó Dean y él alzó la mirada y su mirada para nada desconcertada recorrió el cuerpo de Kay- Te traje el paquete- bromeó Dean- Cuídala idiota, más que a tus estúpidos videojuegos.

Entonces dió media vuelta y comenzó a marcharse. Kaydence lo miró boquiabierta.
-¡Ja! Aún no lo creo- se burló Mike, caminó hacía Kay y le tomó del brazo. La puso tras de sí y la apunto mientras decía- Okay, en cuánto vengan mantendrás la boca cerrada, ponte la capucha, no dejes que vean tu rostro. No los mires a la cara, actúa distante y por amor al cielo, quédate detrás de mi.

Ella sentía que podía escuchar el latido de su corazón en sus oídos. Sentía como su pequeño corazón bombeaba cada vez más rápido. Asintió.
Entonces un auto se acercó al callejón y Mike fué a su encuentro, Kaydence iba tras él a paso lento y con la cabeza gacha.

-Hey hermano- le dijo una voz desde el auto-¿Tienes lo que te pedí?

Mike sólo asintió y sacó de su chaquete un gran paquete blanco, se lo entregó.
No podía ver el rostro de la otra persona, sólo vió cuando éste le entregaba un fajo enorme de billetes a Mike.
-De acuerdo, largo de aquí.-murmuró Mike con voz sombría y se alejó del auto-Ah, y te conviene que esté todo el dinero, o iré en persona a recordarte quienes somos.

Sin decir nada, el hombre arrancó el auto y sé esfumó de allí, Mike tomó a Kaydence de la muñeca y sin decir nada, comenzaron a caminar deprisa por esas estrechas calles. Fue una mala ocasión para usar botas con tacón.

-Cariño debes darte prisa- le dijo con su voz normal otra vez- No queremos estar aquí para cuando los chicos de azul lleguen.

Kaydence tragó saliva y comenzó a caminar lo más rápido que podía, estaba segura que su cara terminaría estampada en el suelo.
Pero se sentía lo suficiente enojada cómo para detenerse y la decepción le golpeaba con fuerza en el estómago. ¿Eso era a lo que Dean se dedicaba? ¿Drogas? Y después de todo, ¿Porqué la había dejado allí con Mike y no fué el quién hizo la entrega?
Oh pero la pregunta que más le molestaba era ¿Cómo demonios es que ni siquiera Ethan sabía de esto?

James DeanWhere stories live. Discover now