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SeokJin era guapo, exitoso, educado y gentil. El Alma Gemela ideal de cualquier persona, un hombre de corazón bondadoso y buenas costumbres.

Pero estaba solo. Sus ojos eran dos orbes oscuros, que iban envejeciendo en soledad. A él no le entristecía esa situación porque estaba acostumbrado y no le desesperaba encontrar a su alma perdida. Si las cosas iban a ocurrir así, pues debía asumirlo con orgullo: él era un hermoso caso aislado de veintiocho años de edad.

Aunque con lo ocurrido recientemente a JiMin, nuevamente empezaban a surgir sus inseguridades.

Tanto JiMin como su nueva pareja, JungKook, tenían la edad correcta para encontrarse. Mientras que el primero cumplió los veinte años en octubre, JungKook era un jovencito universitario de dieciocho.

Lo supo porque desde el día en que se encontró con JiMin, el chico iba a buscarlo todos los días a la librería, y aunque en principio se había comportado algo tímido, ahora había entrado en confianza con los demás.

Allí también trabajaban SeulGi, NaYeon y HoSeok, todos con su Alma Gemela encontrada. Y al menos una vez a la semana, NamJoon lo iba a ver al lugar, ya que era el encargado de las finanzas y contabilidad del negocio, además de su hermano menor.

NamJoon había encontrado a su Alma Gemela a los diecisiete, hace nueve años. En aquel entonces, su pareja tenía veinte. YoonGi, desde ese momento era su cuñado, un profesor de modales bruscos y personalidad demandante, pero con un corazón que valía más de mil lingotes de oro.

Días después del encuentro entre JiMin y JungKook, SeokJin se encontraba con NamJoon en su oficina, y no pudo evitar hacer el comentario:

—Es gracioso, eh.

NamJoon, que revisaba el libro contable en frente suyo concentrado, lo miró de reojo.

—¿Qué cosa?

—Que incluso JiMinnie haya encontrado a su Alma Gemela y yo todavía no.

El comentario llamó la atención de su hermano, que lo miró fijamente con sus bellos ojos color miel.

—No pienses en esas cosas otra vez.

—No me estoy quejando...

—SeokJin —NamJoon lo interrumpió—, ya encontrarás a esa persona.

El mayor no estaba desesperado por encontrar a su Alma Gemela, pero de vez en cuando soñaba con alguien. En sus sueños aparecía una persona con cuerpo difuso y sin rostro que le decía lo mucho que lo amaba.

Era inevitable, a veces, sentirse vacío por dentro. No dolía ni era tortuoso, pero se sentía raro, incompleto. Supuso que todos los que estaban como él se sentirían así.

También le gustaba la forma en que, por ejemplo, YoonGi miraba a su hermano y viceversa: como si fueran el tesoro más preciado del universo.

Nunca nadie lo había mirado de ese modo.

💙

Yo... por favor pido paciencia. V no puede aparecer de la nada, pero ya llegará, muy pronto.

Gracias por leer, votar y comentar. Besitos.

AZUL #taejinWhere stories live. Discover now