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En perspectiva, la vida de la pareja Kim no había cambiado tanto. SeokJin seguía trabajando en su librería y TaeHyung finalizaba el semestre de la carrera bastante bien. Como ambos habían ya pasado (en parte) por esa fiebre que los mantenía todo el tiempo con las ganas de comerse mutuamente, podían dedicarse mejor a sus deberes propios, y además relacionarse como una pareja normal.

Ellos aún no vivían oficialmente juntos pero SeokJin había apartado un lado de su armario en donde estaba lleno de ropa de TaeHyung, además que en el baño tenía su cepillo dientes y máquina afeitadora.

También cuando TaeHyung tenía un día lleno de exámenes y estaba hasta tarde en la universidad, SeokJin iba a buscarlo, o si no, el menor iba a la librería, no sin cierto recelo hacia los demás trabajadores.

SeokJin ya conocía a muchos compañeros de TaeHyung, y a estas alturas, todos los empleados de SeokJin conocían a TaeHyung pero él aún no les decía su nombre, y cuando llegaba, saludaba escuetamente.

Había días en que SeokJin tenía reunión con proveedores y su Alma Gemela lo esperaba tímidamente apartado de los demás, viendo el montón de libros de la tienda, evitando hablar con los presentes. JiMin intentó un montón de veces de entablar una conversación con él, pero el chico seguía viéndolos a todos como esos vendedores alienados del sistema que podrían traicionarlo al gobierno por alguna razón inexistente.

Claro está, que los vendedores hablaron del tema con SeokJin, y este se sintió mal porque estimaba mucho a sus empleados, y TaeTae estaba siendo demasiado exagerado al respecto.

Así que ese mismo día, cuando llegó a casa junto a TaeHyung, y este se quitó los zapatos para luego recostarse cómodamente en el sofá, quiso solucionar el tema.

—Los chicos de la librería dicen que los ignoras —comentó encendiendo la radio pequeña que tenía en uno de sus estantes. Ambos adoraban escuchar indie rock mientras se besaban o pasaban el rato—. No sé por qué sigues en ese plan. Ellos no quieren hacerte nada malo.

TaeHyung hizo un puchero infantil, y contestó cansinamente.

—No quiero que sepan mi nombre, hyung.

—Pero TaeTae, ¿Por qué le das tanta importancia a eso? ¿Acaso en la universidad nadie sabe tu nombre?

—Claro que sí, ya sabes.

—¿Entonces?

—Estoy inscrito allí, no es algo que pueda controlar.

—Ya, pero… —SeokJin se sentó en el otro sofá mirando fijamente al chico, quien cerró los ojos desinteresado del tema— estudias periodismo. Y lógicamente en algún momento todos sabrán tu nombre, Kim TaeHyung.

—No mientras pueda evitarlo —rebatió el joven enfáticamente.

SeokJin bufó insatisfecho de su respuesta.

—¿Puedes aunque sea ser un poco amable con ellos? Son mis empleados, no unos monstruos.

—Tu familia ya sabe mi nombre y eso es lo único que me importa...

—Aish —SeokJin perdía cada vez más los estribos—. No me refiero sólo a eso, sino a que dejes de tratarlos como si fueran tus rivales.

—¿Y tú podrías respetar mi forma de pensar? —TaeHyung se cubrió el rostro perezosamente. Los ánimos de ambos empezaron a caldearse.

—Es que a veces exageras demasiado, mi amor…

—No me digas “mi amor” mientras estamos discutiendo.

—¡No estamos discutiendo! —exclamó SeokJin horrorizado.

—Claro que estamos discutiendo.

AZUL #taejinΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα