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SeokJin, TaeHyung y BaekHyun siguieron viviendo juntos en la gran casa de los Kim, sin embargo, al sexto mes de duelo, el mayor de todos, desesperado de ver a los hermanos en ese contínuo estado melancólico, tomó la decisión de llevarlos a su hogar, más pequeño, pero que ya no les recordaría tanto los sucesos tristes.

BaekHyun, quien seguía mal, sabía también que tenía toda una vida por delante y que esto era un proceso natural. Por ende aceptó la decisión de su cuñado.

Pero TaeHyung se enojó mucho con ambos, pues quería seguir viviendo ahí.

—Tae, es lo mejor —le dijo mientras cenaban incómodamente. La tensión se podía tocar. BaekHyun estaba muy nervioso por todo lo que pasaba frente a sus ojos.

—Está bien, váyanse. Yo me quedaré acá solo —gruñó Tae.

—Pero hyung…

—Tu cállate —le espetó TaeHyung a su hermano—. No puedo creer que estés de acuerdo con esto.

—Pero Tae, estaremos mejor con Jin hyung en su casa. Yo no quiero estar solo aquí… —confesó quedamente.

—No estás solo: estás conmigo.

BaekHyun rió melancólicamente.

—Ni siquiera estás con nosotros, hyung. Tú sólo te la pasas leyendo conspiraciones y yendo a la universidad. El que está conmigo en realidad es… Jin hyung.

—No le hables así a tu hermano, BaekHyunnie —le regañó SeokJin con suavidad—. TaeHyung— se dirigió a su pareja—, por favor vente con nosotros, esto ya es enfermizo.

Aunque en cierto modo, BaekHyun estaba siendo algo grosero, no dejaba de tener razón. SeokJin hace semanas que no tocaba el cuerpo de su alma gemela. Ni siquiera un beso, lo que era bastante terrible. Sus ojos ardían de dolor.

—Si fueran tus padres los muertos no dirías lo mismo —lo encaró TaeHyung.

SeokJin suspiró, porque TaeHyung tenía razón en algo. Sólo en algo.

Excepto que si no fuera por el hecho de que Kim SeokJin era su alma gemela, el motivo de su existencia, le encontraría realmente la razón. Pero ahora estaba él, y aunque el infierno se desatara allí mismo, no deberían estar mal, pues se tenían el uno al otro.

Sin embargo, Kim TaeHyung no pensaba lo mismo.

Tal vez todo esto de las almas gemelas era charlatanería, tal como pensaba los primeros días de la llegada de TaeHyung en su vida.

Quizás NamJoon y YoonGi, por ejemplo, se habrían amado con sus ojos oscuros. Se habrían amado ciegamente, sin importar los colores de sus orbes. Quizás todo lo existente era ficticio.

Y tal vez, TaeHyung a SeokJin no lo amaba realmente.

Pero SeokJin amaba mucho a TaeHyung.

Quería casarse con él.

No debía obligarlo de todos modos.

Pondría a prueba entonces su propio universo, a su realidad llena de almas gemelas, unidas por cuatro ojos del mismo color.

Lo dejaría ir. Dejaría a TaeHyung. Comprobaría si toda su realidad era una farsa o si todo era real.

Si TaeHyung iba a por él, eso significaba que vivía una realidad estática de amor predestinado.

Pero si TaeHyung no lo hacía, comprobaría que sus teorías, esas ideas que estaban apunto de quebrar su realidad meses atrás, ahora terminarían haciéndolo por completo.

—Está bien —aceptó.

El rostro de piedra de TaeHyung se descompuso levemente.

—¿Qué?

—Lo haré.

—¿T… te quedarás? —inquirió TaeHyung.

—Me iré.

—¿Cómo?

SeokJin se levantó de su silla y ambos chicos se quedaron mirándolo fijamente. Uno con curiosidad, y el otro con una expresión indescifrable.

—Me voy —repitió.

—¡Yo me iré contigo! —indicó BaekHyun. Su hermano mayor dirigió la mirada hacia él. Ambos ojos muy abiertos.

—Tienes que acompañar a tu hermano en su luto, Baek —negó SeokJin—. Algo que al parecer, yo no puedo hacer. Quizás escriba una teoría al respecto ¿Sabes?— se dirigió a TaeHyung—… una teoría que explique que esta realidad es una mentira. ¿O no? Almas gemelas… ¿Existe eso acaso? ¿Existe realmente?

Sin esperar respuestas, SeokJin salió del comedor y fue a preparar sus maletas.

Deseaba en serio que TaeHyung volviera por él, que fuera su alma gemela, tal como lo creyó desde siempre.

Sus padres, su hermano… SeokJin no estaba loco ¿cierto? Ellos se amaban y sus ojos eran réplicas exactas.

TaeHyung tenía que ir por él.

Porque SeokJin estaba convencido de no hacerlo, aunque le costara la cordura.

Salió de la casa de los Kim, y nadie lo detuvo.

Los ojos de SeokJin parecían ser una versión pequeña de los primeros minutos de la mañana, cuando el cielo todavía no define su matiz.

💙

Aquí es donde tienen que llegar las que leían Azul antes, ¿Qué opinan al respecto? ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Gracias por leer

AZUL #taejinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora