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SeokJin calculó que eran aproximadamente las cinco de la mañana porque todavía el cielo estaba oscuro.

Acostado boca abajo en su cama, totalmente desnudo, descansaba con los ojos entrecerrados. La verdad es que TaeHyung y él habían hecho el amor toda la noche, así que estaba agotado y un tanto adormecido.

De pronto, recordó la pregunta que su Alma Gemela nunca le respondió, antes de que este le plantara el beso en el cuello.

—¿Puedo hacerte una pregunta personal?

—Mmm… —ronroneó TaeHyung. Honestamente, el chico parecía obsesionado con la piel de SeokJin. Llevaba mucho rato besando su espalda, y ahora estaba con los labios rozando un poco más arriba de su cintura. Era muy relajante, en realidad.

—¿Por qué prefieres que te llamen “V”?

TaeHyung se apartó de su espalda y subió hasta llegar a su cara, dejándole un beso muy mojado en la sien. SeokJin sonrió.

—Es por una novela gráfica que me gusta mucho —explicó el chico.

—”V for Vendetta”, por supuesto, por supuesto —dedujo SeokJin.

TaeHyung se alejó relajado, sentándose al lado suyo, apoyando la espalda en el respaldar de la cama. Seguía desnudo también, SeokJin podía ver sus partes íntimas bastante cerca, era una imagen sensual.

—La leí a los quince y desde entonces tengo ese apodo en las tiendas o en internet —continuó el chico, dedicándole una mirada hipnotizante— no quiero que tengan registros de mi identidad en ninguna parte, soy un poco desconfiado.

Ahora SeokJin comprendía más a TaeHyung, sin embargo, seguía teniendo algunas dudas.

—Ya veo... —murmuró somnoliento.

—¿Tienes sueño, hyung? Apoya tu cabeza en mi pecho y duerme conmigo, yo seré tu almohada —se ofreció TaeHyung adorablemente.

SeokJin soltó una risa desganada.

—¿Por qué me dices esas cosas tan lindas ahora y antes apenas querías mirarme? —lo encaró finalmente.

TaeHyung suspiró antes de explayarse.

—Quería verme cool. La única forma de controlarme cuando estaba contigo era evitando mirarte. El día que fui a verte a la librería y me besaste la mejilla fue horrible porque casi me lanzo encima tuyo, como un koala. Nunca quise rechazarte, lamento si te di esa impresión.

SeokJin sonrió otra vez, muy consciente de su desnudez, porque los ojos del menor recorrieron su cuerpo de pies a cabeza.

Así que estos días estuvo conteniéndose, pensó SeokJin. Había malinterpretado todo su comportamiento.

—Sigues siendo cool, con tu pelo y tu cara y tus ojos… —lo halagó.

—Pero tú eres más hermoso que yo —declaró el joven.

SeokJin prefirió no rebatir eso.

—Tus padres deben estar preocupados —cambió el tema—, iré a dejarte a tu casa.

—Ellos saben que estoy contigo, les envié un mensaje cuando veníamos para acá —lo calmó TaeHyung.

—Oh, bien.

TaeHyung siguió mirándolo con mucho deseo, y ese deseo estaba calando profundo en él. Ya tenía asumido que así funcionaban las cosas, su conexión especial.

Del mismo modo que horas atrás Tae sintió el dolor concentrándose en la garganta de SeokJin sin siquiera sospecharlo, y ni los poemas de Blake pudieron evitar que quisiera consolarlo de alguna forma, dándole ese beso tan raro en el cuello.

—Quiero hacerlo de nuevo —soltó TaeHyung.

Dios, el jovencito era insaciable.

Pero por muy agotado que estuviera, a SeokJin le fascinaba lo que estaba ocurriendo. Al fin, a sus veintiocho años, alguien lo hacía sentirse vivo.

—Vale —accedió—: tómame.

AZUL #taejinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora