Rutina

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¿Que les puedo decir?.

Me levanto, me visto, voy directo a la escuela, regreso, hago los deberes, pequeños roces con papá, cena familiar y a la cama.

— ¿Qué opinas Koga?.— Preguntó mamá con esa dulce voz.

Que aburrido. Y siempre que buscaba salir de la vieja rutina venía mamá a regañar y recalcarme mis deberes como el hijo de Saori y Seiya Kido, la pareja empresaria dueña de la fundación de quién alguna vez fue líder Mitsumasa Kido. Ya saben, saber manejar una empresa con miles de accionistas a su orden, saber negociar, hablar con gente importante, esas pretenciosas juntas.

¡¿Y eso a mí que me incumbe?!.

Ese viejo murió mucho antes que yo naciera, o mucho antes de que mamá y papá se casarán. Nunca supe de él hasta que en una vieja fotografía mi mamá me lo había mostrado, y claro, estaba es vieja pintura de él en la gran mansión Kido. Pero para mis padres era primordial saber todo eso, más si yo algún día iba a ser su sucesor, y por lo tanto, sería la cabeza principal de la empresa.

Solo buscaba divertirme, digo, ¿Está mal salir con amigos?, ¿Está mal ir a una fiesta de vez en cuando?, ¿Poder tener libertad de lo que quiero ser en la vida?.

¡Claro que no!, Pero mamá así es de sobre protectora y papá  le hacía segundas para que ella no se sintiera mal. Pero vamos, a mí no me interesa lo relacionado a esa fundación o esa vida aburrida.

Nada de eso me importa, pero finjo que sí para no herir los sentimientos de mamá, no me gustaba verla triste o desanimada. También procuraba asistir a sus clases privadas de piano que me daba, pero aquí entre nos, el piano es el instrumento que más me aburre. Digo, si fuera guitarra o batería haría mi mayor esfuerzo, pero vamos, ¿Piano?, ¿Enserio mamá?.

— Koga, tu madre te llama.— Dijo papá tomando de su jugo.

Y papá, ¡Uf, él ni se diga!. Siempre vivíamos con disputas, problemas y una que otra discusión. Bueno, la mayoría de las veces yo comenzaba primero, él nunca era grosero conmigo, me tenía bastante paciencia de hecho, me sorprende. Pero es que siempre estábamos en desacuerdo, ¡De verdad!.

Excepto cuando se trata de mamá, en ese aspecto siempre concordaba pormos. A ambos no nos gustaba verle mal. La única cosa en la que me parecía realmente a él.

¿A quien engaño?. Todos, desde que estoy en el jardín de infancia me han dicho que soy una copia de él, el carácter, la personalidad, lo terco, el cabello alborotado. Excepto el color de este, era la fusión misma del de mamá y el de él.

Pero bueno, ¿Qué más podía hacer?. Era mi padre ...

— ¿Koga?.

Pensándolo bien, no estaría mal parecerme a el vecino, quiero decir, era bastante alto. Maldición, justo en la estatura baja, otra cosa de papá ¡Gracias Seiya!.

— ¡Koga!.— Exclamaron ambos.

— ¿Qué?.— Pregunté volviendo a la realidad después de haberme perdido entre mis pensamientos.

— Se dice mande.— Me corrigió mamá.

Rodeé los ojos.

— Mande, mamá. — Suspiré.

— Eso es...– Dijo mamá sonriendo.– Te he preguntado que ¿Qué piensas de festejar tu cumpleaños en la mansión Kido?. Es muy amplia, y podría pedirle a Tatsumi que se encargara de los jardines para recibir a los invitados ahí.

La miré. Olvidaba que cumpliría diecisiete años dentro de unos meses.

— ¿En la mansión?.— Pregunté.

NORMAL LIFE [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now