#10 - la tercera rueda

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Tras haber finalizado el verano y haber acabado un par de ciclos en el instituto de francés, volví a la escuela, sin embargo no continué mis clases de francés pues quería un breve descanso de dicho taller. Afortunadamente en la escuela no habían re ubicado a prácticamente nadie, me seguía encontrando el salón de Diana, Sara y Gonzalo. Y Skye, como lo había prometido, volvió a la escuela. Me alegré al verla llegar a la escuela, obviamente ya habíamos conversado durante el verano, pero verla de nuevo como una compañera de clase quien vería diariamente era emocionante.

El primer día, como lo usual, no hicimos nada mas que conversar en el aula. Yo me ubiqué como algo obvio, al lado de Gonzalo, y detrás nuestro, Diana y Sara. Leo se fue con su grupo de amigos el cual se hacían llamar "el clan", la verdad el nombre me resultaba gracioso, y mas al saber que estaba conformado de chicos sin opinión ni personalidad, pues tan solo hacían lo mismo que Leo y su compañero Adrian, quien por cierto, este ultimo solía molestarme, pero de manera moderada, de tal modo que yo solía aguantar sus idioteces.

Los días transcurrieron, y el horario que había recibido no era del todo agradable, tenia tres cursos seguidos con la misma profesora que en mi opinión no sabía enseñar, tan solo daba su opinión y si en la prueba no ponías lo que ella pensaba, sacabas una mala calificación. Siempre pensé que si la ignorancia fuese oro, ella sería el mayor tesoro. También nos habían puesto una profesora de inglés que tampoco sabía enseñar bien. Se demoraba una vida explicar algo tan simple como el mecanismo de un chupete, tales cosas como el "direct object, verb to be", demoraban horas en ser explicadas por parte de dicha profesora. Y ni hablar de matemáticas, ese profesor era un completo desastre. Cabe recalcar que también habían cosas buenas en dicho año, en clases de ciencias, solía conversar con Gonzalo absolutamente toda la clase, también solía voltear a charlar con Sara y Diana y reír toda la hora. En nuestras clases de lenguaje, teníamos a la mejor profesora de todos los tiempos, la profesora Rosa era la mejor prueba de que Dios tiene sentido del humor, pues en la mayoría de las clases solíamos divertirnos, sin embargo, a veces colmábamos su paciencia, pues mi aula siempre ha sido una desgracia en lo que viene a ser auto-control. Pues mientras que "el clan" jugaban y tiraban sus carpetas como orcos en guerra, y mientras las chicas como Diana y Sara gritaban sin razón, hasta el mismísimo Gandhi hubiese perdido su paciencia.

Sin embargo, admito que mis compañeras Diana y Sara, eran demasiado problemáticas, a veces se pasaban de la raya, Diana parecía controlarse de vez en cuando, pero Sara, no paraba, eso a veces resultaba gracioso, pero también hacia enojar hasta a su mejor amigo, y la verdad que si yo no le gritaba o le decía que deje de ser una idiota total era tan solo por la promesa que me hice hace años, ustedes ya saben cual. Y no fue hasta que un día, que tuvieron como objetivo a Gonzalo, y parece ser que le hartaron lo suficiente para que un día este me dijera:

- Matias... -

- ¿Si? -

- Mira..., mis padres me dicen que deje de sacar malas notas..., por lo cual..., me pidieron que me deje de juntar contigo..., Diana y Sara... -

Era obvio que le molestaba estar cerca Diana y Sara, y que lo de que sus padres le pidieron que se aleje, era tan solo una excusa para no estar cerca mio.

- Ah ya..., ¿y con quien estarás? - pregunté desanimado

- Supongo que estaré con Luis, desde el año pasado que nos llevamos bien -

- Si claro... - respondí con una sonrisa falsa

Desde ese día, en las clases solía sentarme solo, a veces con Leo pues el si se llevaba bien con las chicas, aun que el no solía soportarlas cuando se pasaban, a veces hasta amenazaba con golpearlas, aun que obviamente todos lo tomábamos como broma.

Biografía de un IlusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora