17. Alicia - "Desconfianza" (Parte 2)

9.3K 1.4K 1.2K
                                    


—No grites, por favor.

Apenas puedo reaccionar por causa del miedo. Que Carlos esté aquí significa que los gobernadores de Arkos descubrieron que mi suicidio de hace meses no fue más que una farsa.

Saben que estoy en Eternidad.

Estoy corriendo peligro.

Y no solo yo estoy peligrando: mis familiares también. Puede que las autoridades vuelvan a amenazarme con encerrarlos para hacerme regresar, y esta vez no habrá suicidio que lo impida.

—¿Gritarás? —me pregunta Carlos al oído. Su voz susurrante me estremece.

Niego con la cabeza. Necesito saber qué está haciendo aquí antes de intentar cualquier cosa.

Carlos me libera. Logro vislumbrar con la escasa luz de luna que se filtra entre la espesura de los árboles que mi exprometido se mueve y se para frente a mí.

—¿Qué rayos estás haciendo aquí? —le pregunto horrorizada—. ¿Cómo supiste que estaba en este lugar?

—Te contaré todo si prometes que no alertarás a nadie sobre mí —propone Carlos en tono suplicante.

No tengo más opción que guardar silencio. Carlos podría traernos graves problemas a mi familia, los eternos y a mí de ponerme en su contra.

Quizá, con suerte, él sigue manteniendo nuestra tregua y su presencia aquí no es tan peligrosa como imagino, por lo que decido confiar.

—Prometo que no le diré a nadie que estás aquí —declaro—. Ahora, explícame cómo demonios me encontraste.

—Yo le informé en dónde estábamos —interviene una voz masculina que me suena conocida—. Soy William.

—¿William? —Frunzo el ceño—. ¿Qué tienes que ver con Carlos? ¡Él podría acabar con nosotros si lo quisiera! ¡Eres un maldito traidor de...!

—Tranquila, Alicia —interrumpe Carlos—. No estoy aquí para hacerte daño. Y por favor, baja la voz. Los eternos no estarían muy felices de saber que estoy en sus dependencias.

—Disculpa, pero es difícil creer que no estás aquí para arruinar mi vida. —Bajo la voz—. ¿Puedes explicarme a qué has venido? ¿Tu padre sabe que estás aquí?

—Él no tiene idea. —A pesar de que no puedo verlo con claridad, sé que Carlos se ha tensado—. Y aunque lo descubriera, ya no me interesa. He tomado una peligrosa pero sensata decisión.

—¿Qué decisión? —Pienso en mil posibilidades a la vez.

Antes de que Carlos pueda responder, una luz blanquecina y cegadora ilumina el bosque a nuestro alrededor.

—¡Manos arriba! —Oigo una voz que reconozco a la perfección.

Mis ojos se adaptan a la luz. Veo a una decena de eternos, entre los que se encuentra Max. Todos están apuntando armas hacia Carlos y William.

—¿Estás bien, Alicia? —me pregunta Max, sin dejar de apuntarle su arma a Carlos ni desviar la mirada de su cuerpo.

—Lo estoy —respondo—. Él no está aquí para herirme.

—Permíteme dudar. —Max emite una risa sarcástica—. Llévenselos —vocifera.

Unos cuantos eternos se acercan a Carlos y William con esposas en las manos. Ninguno de los dos opone resistencia. Puedo notar que, por primera vez, Carlos está verdaderamente asustado. En Arkos contaba con un centenar de protectores que velaban por su seguridad, pero aquí no tiene a nadie.

Progresivos [Prohibidos #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora