EPÍLOGO (Parte 1)

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DAVID

UN MES DESPUÉS DE LA DESTRUCCIÓN


—¿Listos?

Ibrahim escudriña al grupo una última vez antes de comenzar la misión. Aunque nunca nos hemos llevado bien, debo reconocer que él es un líder nato. Siempre sabe mantener la cabeza fría en los momentos de máxima tensión y controlar sus nervios de una manera que, hasta el momento, no he logrado perfeccionar; menos después de haber perdido a una de las personas que más amo en la vida.

A diferencia de Ibrahim, mi cerebro es una mescolanza de emociones contrariadas. Por un lado, albergo una gran esperanza de encontrar a Aaron después de un incansable mes de búsqueda; pero, por otro, tengo miedo de que no se encuentre aquí y de llevarme otra desilusión de las tantas que he sobrellevado en los últimos treintaicinco días.

Las semanas posteriores a la destrucción han sido de todo menos tranquilas. Que más del 60% de la nación haya sido destruida por aeronaves bombarderas procedentes de Newtopia ha reducido bastante nuestra cantidad de opciones en las que buscar a Aaron, pero también ha disminuido en picada las esperanzas que tengo de que él siga con vida.

Cada noche desde que lo vi por ultima vez ruego al cielo que haya estado en Libertad durante la destrucción y que los protectores no lo hayan ejecutado. Muchas personas afirman que, al desaparecer un ser querido, sienten una punzada en el corazón que les indica que la persona extraviada sigue con vida, y ese mismo presentimiento los ayuda a salir adelante y a no perder las esperanzas. Por mi parte, no siento nada más que terror. Tengo miedo de despertar una mañana y enterarme de que el último aliento de Aaron ha sido exhalado y que nunca más volveré a escuchar su voz o sentir la calidez de sus labios.

Me aferro a la posibilidad de que pudiera estar vivo para no flaquear. Llevo una mano a mi oído para ajustar el audífono que me comunica con Alicia, quien ha removido cielo y tierra para averiguar el paradero de Aaron.

Es triste pensar que es una suerte que no haya advertido a la población a tiempo sobre la destrucción, o de otro modo, ella habría perdido su conexión con la Cúpula y nunca lograríamos encontrar a Aaron. Nadie más que Alicia está dispuesto a arriesgar la vida por hurgar entre archivos clasificados para encontrar a un chico desaparecido. Me quedó claro que incluso los sucesos más devastadores de nuestras vidas tienen cierto lado positivo.

—¿Estás completamente segura de que este es el lugar? —le pregunto una vez más a Alicia mediante el auricular.

Completamente —afirma ella con la misma determinación que hace días—. Thomas descubrió que ese edificio ha recibido una gran cantidad de detenidos y desaparecidos en los últimos meses. Él no sabe la razón, así que no puedo decirte qué vas a encontrar en el interior; solo puedo advertirte que tengas cuidado. Ninguno de nosotros sabe a qué se enfrentarán una vez que logren adentrarse en el recinto.

Escudriño una vez más la parte trasera de la construcción en la que Max, Ben, Ibrahim y yo irrumpiremos en cuestión de minutos. Por fuera se ve bastante común; no consiste en nada más que un edificio de cinco pisos que estaba destinado a convertirse en un departamento gubernamental de poca importancia. Sin embargo, después de cinco días y noches espiando la construcción desde la azotea de una tienda de ropa situada tras el recinto —azotea en la que nos hallamos ahora en plena madrugada—, hemos descubierto que este edificio tiene una gran importancia para el gobierno y el Cuerpo de Protección, pues han trasladado a más de cuarenta reos de la Prisión de Libertad en los últimos días.

Los traslados desde la prisión a este edificio ocurren durante la noche, de forma que puedan pasar desapercibidos. No obstante, así trasladaran a los reos en plena luz del día, nadie notaría algo extraño. Las calles de Libertad se han llenado de sobrevivientes de la destrucción de las demás ciudades; el gobierno y sus adeptos tienen casi toda su atención puesta en la migración masiva.

Progresivos [Prohibidos #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora