EPÍLOGO (Parte 2)

7.1K 1.1K 1.9K
                                    


Sorpresa.

(¿?)

Que disfruten el verdadero final.


* * * *


DAVID

El terror altera mis sentidos. Tengo la boca y los ojos completamente abiertos, y puedo jurar que he perdido todo rastro de color en la piel.

No puede ser cierto.

Aaron fue curado.

Lo esperaba, pero me destroza confirmarlo.

—¿Eres mi nuevo enfermero? —pregunta él con una inocencia propia de un niño. Luce muy desorbitado y fuera de sí, un tanto diferente al Aaron que amo.

—Cariño, so-soy yo. —Apenas puedo hablar. Estoy temblando de miedo.

No. Él no pudo ser curado.

Esto no es más que la pesadilla más larga que he tenido en la vida.

Despertaré en cualquier momento, Aaron me reconocerá y esto pasará a convertirse en solo una más de las tantas dificutades que hemos superado.

—¿Quién eres? —insiste Aaron, ceñudo. Cada pregunta me tritura los huesos.

No puedo decir nada. La realidad me está matando. Aaron fue curado; se olvidó de mí para siempre. Nuestro amor quedó en el pasado y difícilmente podremos traerlo de regreso.

—Soy David —anuncio con la voz quebrada—. Pero ya no me recuerdas.

Algo en el rostro de Aaron parece cambiar. Abre los ojos al tope y sostiene mi mirada: luce como si mi nombre evocara algún recuerdo en lo recóndito de su mente.

Paso del miedo a la esperanza en una fracción de segundo.

—¿David... Wells? —pregunta, confundido.

Me río y lloro solo de alegría.

Él me recuerda.

Maldita sea, Aaron me recuerda.

Creo que voy a estallar de felicidad.

—David Wells —repito entre lágrimas con una gran sonrisa—. Me recuerdas.

Aaron esboza una sonrisa temblorosa que se desvanece tan rápido como aparece.

—¿Qué estás haciendo aquí? —inquiere, temeroso.

—Vine a salvarte —respondo casi con obviedad—. Te busqué por cielo, mar y tierra, y finalmente te encontré.

No puedo adivinar lo que está sintiendo. Su rostro no me dice nada. Él me sigue mirando como si yo fuera irreal y nada de esto estuviera pasando.

—Hola, Aaron —interviene Ibrahim—. Jodido susto el que nos diste, ¿eh? —Se ríe.

Aaron mira a Ibrahim con expresión confundida.

—¿Quién es él? —me pregunta.

Mi amado parpadea con lentitud. Puedo notar que está luchando contra la inconsciencia. Quién sabe qué clase de drogas le han aplicado en este terrorífico lugar.

—Es Ibrahim —le respondo. La sonrisa no desaparece de mi rostro—. Nuestro amigo.

Aaron acaba esbozando otra sonrisa, pero examina a Ibrahim de una forma extraña y un tanto diferente a cómo me mira a mí.

Progresivos [Prohibidos #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora