Capitulo 17

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[Lugar: Seúl, Casa de Veraneo]

Dentro de la residencia yace alojado el pesado y fatigoso ambiente. Viéndose como un lugar totalmente abandonado con aires de haber sido un campo de batalla luego de haber sufrido un violento enfrentamiento. Luce muy descuidado, mugriento y revuelto, con la simple iluminación de una tenue luz que ingresa por algunos espacios abiertos de las cortinas, atravesando también la intensa nube de humo que se extiende a cada rincón de la vivienda, humo que proviene de la chimenea donde reside el fuego. Incontables botellas de barato alcohol se encuentran dispersas por todo el suelo y sobre varios muebles deteriorados, algunas yacen solo en piezas. Las paredes muestran signos de fuertes impactos, apreciándose largas curvas serpenteantes de alcohol que están plasmados sobre la pintura.

El segundo piso tiene un aspecto similar al de la planta baja, sin embargo los charcos de alcohol mezclados con el agua son más grandes en comparación. El baño individual al final del corredor se encuentra completamente inundado por el agua que desborda de la tina blanca de cerámica, donde la regadera deja fluir libremente el agua, produciendo un único agudo sonido que resuena desde la lejanía. En la primera habitación del pasillo, se aprecia una figura masculina tendida sobre las fría baldosas, quien se halla boca arriba con un brazo sobre los ojos que lo resguarda de la sutil luz que atraviesa la ventana, cerca del otro brazo que se encuentra extendido, a solo unos centímetros se halla una botella de soju a medio beber. Tiene el torso desnudo, el elástico negro de su bóxer azul se encuentra expuesto, estando poco más debajo de su ombligo, y su pantalón negro a la altura de su cadera.

Él se encuentra profundamente dormido luego de haber bebido una cantidad impresionante de alcohol. Park Jimin tuvo una implacable y feroz confrontación consigo mismo tras decaer de nuevo en otra de sus desbordantes crisis de ansiedad e ira, que lo dejo enteramente abatido y agotado, al punto de casi desfallecer. Su flameante cuerpo busco el frio de la cerámica, y entre jadeos logro quedarse dormido.

¬ Sueño. ¬

Una ligera brisa entra por la ventana entre abierta, las cortinas blancas se mueven a su ritmo suave y sutil. La fragancia de los tallos secos que trae consigo el céfiro, inunda la habitación de un aroma natural y único, una esencia pura.

Jimin siente un ligero haz de brillo sobre los parpados, siendo una molestia decide abrir los ojos y ver de donde proviene tal resplandor. Se incorpora hasta quedar sentado y entonces se percata de que se encuentra sobre una cama cubierto por unas ligeras sábanas blancas con el cuerpo a medio vestir. Extrañado inspecciona rápidamente el lugar con la mirada, se ve limpio y ordenado, nada deteriorado o alcohol esparcido por el suelo, la atmosfera que lo rodea es como un día de verano. Decide ponerse de pie y dar un leve vistazo hacia el exterior, pero luego de unos pasos sus oídos se agudizan y escuchan el sonido de la regadera del baño de la recamara. Él gira, el ruido culmina, pero al cabo de unos segundos alguien abre la puerta y sale del baño con el cuerpo envuelto en una toalla de color hueso. Su garganta se seca al instante, permanece quieto al mismo tiempo que una energía fría recorre cada parte de él. La observa desconcertado.

—Oh, Jimin. Veo que ya despertaste. — dice ella en un tono suave mientras frota con otra pequeña toalla su pelo húmedo. — Tome una ducha. El agua esta dulce y refrescante. — sonríe cálidamente. Él no consigue decir nada o hacer algo. — ¿Sucede algo? ¿Hay algún problema? — deja de hacer lo que hacía y se aproxima hacia él. A solo centímetros extiende la mano con la intención de tocarlo pero él en un acto de instinto la toma de la muñeca, y entonces sus labios comienzan a temblar, retiene inconscientemente el oxígeno en sus pulmones, sus ojos se abren hasta su límite, mirándola pasmado y estupefacto,

—Tú... tu mano... es cálida. — murmura totalmente incrédulo, mientras desliza sus dedos con los de ella al poder sentirla.

—Mmm... ¿Qué sucede? ¿No te sientes bien? ¿Te duele algo? — pregunta preocupada ante la actitud extraña de Jimin. — Quizá sea fiebre. —masculla al notar una capa de brillo sobre su frente junto con algo de pelo plasmado sobre esté. Él repentinamente la toma de los hombros atrayéndola hacia su cuerpo, y de forma casi desesperada la rodea con sus brazos consiguiendo abrazarla. Sonríe de forma estúpida al sentir su aroma peculiar y calidez, se aferra a ella como nunca antes lo había hecho. — ¿Tuviste otro mal sueño? — cuestiona ella afligida y levemente consternada tratando de deducir la causa de tal comportamiento. El asiente como un niño moviendo solo la cabeza sin dar respuesta de palabras. Luego de unos segundos deja que ella respire, no obstante continua admirándola con la mirada al mismo momento en que la yema de sus dedos la acarician el rostro, rosando cada delicada facción como si estuviera tatuando en su mente la sensación suave, sedosa, blanda y agradable, más el calor de su sangre que fluye por sus mejillas coloreándolas de un suave tono rosa. Una imagen digna de conservar, nunca antes la había visto de tal manera, serena e irradiante con una sonrisa cautivadora. —Tranquilo.

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