cuarenta y nueve.

37K 4.2K 867
                                    

Elara conocía todos los secretos de Setan, y estaba dispuesta a contármelos a modo de venganza por lo que él había hecho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Elara conocía todos los secretos de Setan, y estaba dispuesta a contármelos a modo de venganza por lo que él había hecho. Tuve la sensación de que mi estómago se hundía cada vez más. ¿Estaba preparada para escuchar aquella historia que mi tía me tenía preparada? ¿Estaba dispuesta a hacerlo?

Setan me había ayudado a abandonar el castillo, me había hecho saber que no podía poner un pie en la aldea nunca más. Y yo me había presentado en mi antiguo hogar, buscando respuestas.

¿Quería conocerlas, realmente?

—¿Qué sabes de nuestro bondadoso señor, Eir? —la pregunta de Elara hizo que mis pensamientos se quedaran en silencio.

Alcé la mirada con un nudo en la garganta. Los ojos de mi tía resplandecían a la luz de las velas, deseosa por poder devolverle el golpe a Setan: ella nunca quiso que se supiera su historia o, al menos, quizá quiso tener la oportunidad de contármela cuando estuviera preparada. Y el demonio le había arrebatado esa elección, empujándola a tener que hacerlo sin que tuviera otra opción.

Ahora quería hacer lo mismo: desvelar unos secretos que no le pertenecían sabiendo que eso le haría daño a su dueño.

—El Señor de los Demonios trajo consigo la paz cuando el rey murió, dejando nuestro reino sumido en el caos con los demonios; por eso mismo exigió que, a modo de tributo por su victoria, le permitieran elegir cada año una chica —empecé con la voz ronca—. Esa chica la lleva a su castillo y, al finalizar el año, la elegida debe morir para ser reemplazada por una nueva.

Mi respuesta fue escupida tras años leyendo la misma historia. Tras haber interiorizado esas frases dentro de mi cabeza, grabándolas a fuego: las elegidas éramos un tributo, un obligado agradecimiento y una ofrenda para que el Señor de los Demonios no desatara su ira sobre nosotros como en el pasado. Cuando los demonios aparecieron de la nada y nos atacaron, llevándose consigo las vidas de la familia real.

Pero algo dentro de mi cabeza se agitó, como si olvidara algo.

La sonrisa que me dedicó Elara al escuchar mi contestación me hizo sentir que me había equivocado.

—Nos hacen repetir esa misma historia, una y otra vez —comentó casi para sí misma—. Ella se encargó de que se llenaran páginas y páginas diciendo lo mismo: mentiras. Siempre ha disfrutado manipulando, tergiversando los hechos. Manteniéndose en la sombra y observando cómo otro ocupaba su lugar mientras ella manejaba los hilos desde su cómoda posición. Y él, mientras tanto, guarda silencio; avergonzado de sus propios errores.

La existencia de Hel me fue desconocida hasta que Setan nos hizo aparecer en el vestíbulo del castillo; presentada como su Maestra, nada parecía hacer sospechar que aquella mujer con rostro angelical podía esconder una faceta desconocida... y mucho más peligrosa que el propio Señor de los Demonios. Por no mencionar que se encontraba en la cúspide de la pirámide jerárquica que imperaba entre los demonios.

Queen of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora