1. Lo malo

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- ¡Felicidades Amaia! - Grité en cuanto abrió la puerta. Entonces me lancé a sus brazos para darle un abrazo enorme.

- Ay Ana, muchas gracias – respondió con una de esas sonrisas tiernas de Amaia.

Hoy era el cumpleaños de una de mis mejores amigas, una de mis hermanitas pequeñas, como yo les llamaba a ella y a Aitana. Cuando me mudé a Madrid hace 5 años, las conocí en clases de canto y desde entonces estamos casi siempre juntas.

Entré en su piso y saludé a Alfred, los dos se habían puesto muy guapos para salir de fiesta. Yo había estado toda la semana con ganas de que llegara esa noche. Es cierto que no soy una persona que vaya a muchas fiestas, yo soy más de quedarme en casa jugando a la play y fumando cachimba hasta la madrugada. Sin embargo siempre que salía con Amaia me lo pasaba genial, incluso cuando intentaba evitar que enseñara las tetas en medio de la discoteca.

- ¿Saben dónde está Roi?- pregunté– Le envié un mensaje antes pero no respondió.

- Nos espera con Miriam en la discoteca– dijo Alfred.

Entonces salimos de la casa y nos montamos en el coche de Alfred. Normalmente conduce Amaia, pero era obvio que esta noche iba a beber. De camino a la discoteca pasamos a recoger a Aitana, y cuando llegamos, encontramos a los gallegos esperándonos en la puerta.

En la fiesta nos lo estábamos pasando muy bien. No podía parar de reír con las tonterías y los bailes absurdos de Roi y de Amaia. Tras varias horas y muchas copas, tuve que sentarme un rato. Los pies me dolían y con lo que había bebido me costaba seguir bailando sin caerme. De hecho suelo caerme con bastante facilidad incluso estando sobria.

Desde donde estaba sentada comencé a observar a mis amigos mientras sonreía con cara de idiota. Roi y Alfred estaban bailando y perreando juntos. Al lado estaba Miriam bailando sola. Era increíble lo bien que baila mi amiga incluso estando borracha, parecía que estaba siguiendo una coreografía que había ensayado miles de veces. Y entonces me detuve a observar a Amaia y Aitana. Aitana no paraba de saltar mientras cantaba, y Amaia gritaba OLEEE mientras agitaba las manos en el aire. En ese momento lo vi. Vi cómo Amaia no terminaba ese último OLEEE y cómo le cambiaba la cara. Había dejado de bailar y tenía su típica cara de"qué horror". Miré hacia donde apuntaban sus ojos y vi a una chica rubia guapísima que también la miraba con una expresión similar. Entonces la reconocí, era Mimi.

Dos años atrás

Estaba en el sofá viendo la serie The Big Bang Theory. Jadel se había ido esa mañana a Barcelona por cosas de trabajo, y yo volvía a estar sola en casa. Entonces llamaron a la puerta. Cuando la abrí me encontré a Amaia llorando.

- ¿Qué ha pasado? - dije con preocupación mientras tiraba de su mano para que entrara y la arropaba con un fuerte abrazo. Nos separamos y la llevé hasta el sofá para que estuviera cómoda.

- Es Mimi - apartó la vista al pronunciar ese nombre para evitar ver mi cara de preocupación.

Mimi era una chica con la que salía Amaia desde hacía varios meses. Yo no la conocía, solo había visto algunas fotos de ella, pero era una tía impresionante. Ni siquiera sé cómo se conocieron. Y aunque sabía que no tenían nada serio, me di cuenta de que Amaia estaba encoñadisima.

- ¿Qué pasa con ella, amor? - dije mientras me hacía ya una idea de lo que podía haber pasado.

- La he visto - dijo llorando - estaba con otra chica.

- Será puta -se me escapó - perdón, sigue.

- Lleva más de un mes saliendo con la otra chica también. Buah y he intentado irme sin que me viera porque me sentía patética. Pero me vio y me siguió. Ay Ana, qué horror -continuó llorando.

- ¿Y qué te dijo?

-Me ha dicho que lo sentía mucho pero que ella no podía tener algo serio con nadie. Y que no quería seguir conmigo desde hace un tiempo pero no sabía como decírmelo.

- ¿Y qué le dijiste? -pregunté aguantando algunos insultos que sé que a Amaia no le gustaría que dijera sobre esa tal Mimi.

- Le dije que esto no tiene por qué acabar, que yo estoy a favor de las relaciones abiertas, y...

- Amaia por dios - la interrumpí.

-Buah ya lo sé Ana, qué horror, qué vergüenza. Al final ella me ha dicho que no quiere que nos sigamos viendo.

- Pues ella se lo pierde - dije dándole otro abrazo - ya encontrarás a alguien mejor que esa... Tía- añadí al ver la cara de Amaia.

Y así fue. Aunque estuvo un par de meses muy triste por lo de Mimi, pronto comenzó a salir con un chico increíble, Alfred. Y realmente parecía que estaban hechos el uno para el otro.

Presente

De repente sentí mucha rabia, que mezclada con el alcohol hizo que me levantara. Y antes de que me diera cuenta, estaba caminando hacia ella. Siempre tuve ganas de decirle un par de cosas. Pa' mala yo.

- ¿Qué haces aquí? - le dije.

- ¿Cómo? ¿Pero tú quién eres?

- ¿No tuviste suficiente rompiéndole el corazón?

- Ana por favor - dijo Amaia

- Pero yo...

- No quiero volverte a ver cerca de ella ¿te enteras?

Cuando empecé a insultarla noté que unos brazos fuertes me agarraban por detrás y me sacaban de la discoteca. Intenté resistirme pero no pude. Era Miriam.

- ¿Pero qué haces tía?

- ¿Por qué me has sacado? Tenía que defender a Amaia.

- Amaia no necesita que la defiendas. Pues sí que vas mal, amiga.

Tenía razón, estaba tan borracha que no pensaba con claridad. No sabía lo que hacía ni lo que decía, solo sentía rabia.

-¿Quieres que llame a Jadel para que te recoja?

-Está en Tenerife.

Pensar en ese tema no me ayudaba a relajarme, la verdad.

- Pues te vienes conmigo.

-Miriam, yo no...

-Te vienes y punto.

Entonces me puso su brazo sobre mis hombros y nos fuimos a su casa.

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Hola! Esta es la primera vez que escribo una fanfic, así que espero que me perdonéis si no está del todo bien. He escrito pocos capítulos, pero subiré más si os gusta la historia. Solo quiero deciros que estoy totalmente abierta a sugerencias, ideas y opiniones. Muchísimas gracias por leerla.

Serendipia // WarmiМесто, где живут истории. Откройте их для себя