11. La quiero a morir

1.5K 70 5
                                    

Después de un día bastante intenso en el teatro, cuando ya la mayoría de mis compañeros se habían ido, entré en el vestuario. Me quité la camiseta que había llevado en el ensayo de la coreografía, y de repente, noté que unas manos se agarraban a mi cintura. Di un pequeño respingo del susto, pero mi cuerpo se relajó en cuanto vi a Mimi.

- ¿Te he asustado? - dijo riéndose.

En lugar de responder, sonreí y la besé. Ella correspondió el beso mientras me agarraba el culo. Yo corté el beso capturando con mis dientes el labio inferior de Mimi y tirando un poco de él. Ella soltó un pequeño gemido y me apoyó contra las taquillas mientras me volvía a besar.

- Mimi, por dios. Que no voy a poder parar - dije.

- ¿Y por qué íbamos a parar? - preguntó con una sonrisa pícara.

- No podemos hacerlo aquí - dije.

- Ah, ¿no? - dijo mientras recorría con su mano mi cuerpo.

- ¿Y si entra alguien?

- Está bien - dijo apartándose de mí y caminando hacia la puerta.

Yo la seguí y le agarré del brazo antes de que abriera la puerta del vestuario.

- No podemos tardar mucho.

- Seré rápida - dijo con una mirada que me volvía loca.

Comenzó a besarme de forma lenta pero intensa, y solo rompió ese beso para quitarme la camiseta. Luego pasó al cuello mientras desabrochaba mi sujetador, y bajó hasta el pecho. Me quité lo que me quedaba de ropa y retiré su camiseta. Mimi volvió a besarme en los labios y luego se quedó mirándome a los ojos fijamente mientras introducía dos dedos en mí. Al ver mi reacción sonrió y volvió a besarme mientras su mano seguía moviéndose. Yo soltaba pequeños gemidos que Mimi ahogaba con más besos. Entonces acercó sus labios a mi oreja.

- Recuerda que aquí no podemos hacer ruido - susurró provocando que se me erizara la piel.

Dejó un pequeño mordisco en mi oreja y, cuando vio que estaba a punto de irme, quitó su mano.

- ¿Qué haces? - dije y ella soltó una carcajada - serás cabrona.

Mimi en vez de responder comenzó a dejar besos por todo mi cuerpo mientras iba bajando. Cuando llegó abajo y pasó su lengua por mi zona casi me caigo de lo que me tamblaban las piernas. Era la primera vez que alguien me hacía eso y nunca nada me había excitado tanto. Comenzó a seguir un ritmo con su lengua mientras sus manos agarraban mis caderas, y a los pocos segundos me fui. Cuando yo empecé a estimular a Mimi, solo me hizo falta un minuto para que ella lo hiciera también.

Minutos después, cuando ya nos estábamos vistiendo, se abrió la puerta y entró Marina.

- Hola chicas, no sabía que todavía estabais por aquí, casi todos se han ido ya.

Dijo mientras abría su taquilla para recoger su bolsa.

- Sí, hemos entrado a cambiarnos cuando los demás ya estaban saliendo - dijo Mimi.

Marina cerró la taquilla y justo antes de marcharse miró a Mimi.

- Menos mal que ya te has quitado las uñas esas postizas.

Le guiñó el ojo y se marchó. Mimi me miró con los ojos como platos y yo no pude evitar reírme.

- Vámonos de aquí antes de que cierren el teatro - dije, y en cuanto pronuncié esas palabras tuve una idea.

____________________________

Mimi

Al día siguiente, me levanté un poco triste, ese día era el santo de mi madre. Siempre le había hecho gracia que hubiese un día especial para todas las personas que se llamaban como ella.

Serendipia // WarmiWhere stories live. Discover now