8. Comiéndote a besos

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Los días siguientes también fuimos a tomar una cerveza en el mismo bar al salir del teatro, se había convertido en nuestra tradición, y la verdad es que me encantaba.

- Oye, ¿por qué no te vienes esta noche a casa? Ricky y yo vamos a hacer un maratón de pelis. Si te apetece, claro.

- Sí, me parece un plan perfecto - dije con una enorme sonrisa - se nota que tú y Ricky son muy amigos.

- Bueno no tengo más remedio - dijo riéndose - trabajamos y vivimos juntos.

- ¿Comparten piso? Tiene que ser muy divertido vivir con él.

- Sí, aunque a veces es muy pesado - dijo sonriendo - Pero sí, he tenido mucha suerte al encontrar un compañero de piso como él, y ahora es mi mejor amigo.

Se notaba que lo quería mucho.

Tenía muchas ganas de que llegara la hora de ir a su casa, el plan me apetecía un montón.

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Mimi

Estaba en casa haciendo palomitas mientras Ricky buscaba las películas que íbamos a ver.

- Si quieres os dejo a solas y hacemos nuestro maratón otro día - dijo Ricky.

- No, tú tienes que estar.

- ¿Por qué?

- Porque no quiero que esto parezca una cita.

En ese momento llamaron al timbre.

- Yo voy - dije nerviosa y escuché a Ricky riéndose.

Abrí la puerta y allí estaba la canaria.

- Hola - dijo y me dio un abrazo.

Se acercó a Ricky para darle dos besos.

- He traído una botella de vino, aunque no sé si os apetece beber.

- Genial - dijo Ricky mientras se dirigía a la cocina para coger copas.

- Ricky ha elegido unas cuantas pelis, comedias, musicales, de Disney...

Entonces comenzamos a ver una película tras otra. Estábamos los tres sentados en el sofá, yo entre ambos, tapados con una manta enorme mientras comíamos palomitas y bebíamos vino.

De repente noté que Ana apoyó su cabeza en mi hombro y yo casi me ahogo con una palomita. Ana soltó una carcajada, su risa se había convertido ya en uno de mis sonidos favoritos y me encantaba que fuera provocada por mí.

Ricky se giró y al vernos me dio unos golpecitos en la pierna por debajo de la manta. Estaba sonriendo con una ceja levantada, y dijo en silencio para que le leyera los labios la palabra Warmi. Yo le respondí poniendo los ojos en blanco. Entonces él también apoyó su cabeza en mi hombro, yo apoyé la mía en la cabeza de Ana, y así seguimos viendo la tele.

A las 4 de la mañana terminó la último película. Iba a levantarme del sofá pero me di cuenta de que Ana se había quedado dormida, y era la cosa más adorable que había visto en mi vida. Ricky se levantó para apagar la tele y recoger las copas de vino.

- Ana - dije susurrando.

Ella abrió los ojos y sonrió al verme.

- Creo que no vi el final de la última película - dijo.

Yo me reí. Realmente era muy adorable.

- Vamos a la cama.

La llevé hasta mi habitación y le di un pijama.

Serendipia // WarmiOnde histórias criam vida. Descubra agora