14. Vete de mí

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Había pasado una semana desde el viaje a Granada cuando recibí la llamada. Habíamos vuelto a la rutina, a los ensayos para las siguientes funciones. En cuanto vi de quién se trataba, lo ignoré, era Jadel. ¿Por qué me estaba llamando?

Como era de esperar, a los pocos minutos de la llamada apareció la notificación de whatsapp: un mensaje nuevo.

Ana, me gustaría hablar contigo en persona, es importante.

Leí el mensaje una y otra vez, analizando palabra por palabra por si encontraba algo que me ayudara a tomar una decisión.

Está bien, hoy a las 4 en la cafetería de la esquina.

Sabía que no me podía fiar de él, no soy tonta, pero le daría una oportunidad, al menos de escucharle.

- ¿Va todo bien? Estás muy seria.

La voz de Mimi hizo que abandonara mis pensamientos, bloqueara el móvil y lo guardara en la taquilla.

- Sí, todo bien - dije acercándome y dejando un beso en sus labios.

- Cuando salgamos del teatro vamos a ir Ricky y yo a comer, ¿te vienes?

- Hoy voy a comer a casa de Aitana, pero contad conmigo la próxima vez.

Salí enseguida del vestuario. Me sentía fatal por mentirle pero sabía que si se lo contaba, insistiría para que no fuese al encuentro con Jadel.

Cuando llegó la hora me dirigí hacia la cafetería y lo vi sentado en una mesa con un sombrero puesto. Amaia siempre decía que los llevaba para tapar la calva, y no pude evitar reírme tras pensar eso. Al verme sonrió, se levantó y me dio dos besos.

- Me alegro de verte - dijo.

Yo me limité a sonreír, no le iba a dar el gusto de decir "yo también".

- ¿Por qué me has llamado, Jadel? - dije yendo al grano.

- Quería pedirte perdón, sé que no te traté bien cuando me dejaste. Y además entiendo por qué lo hiciste, los últimos meses que estuvimos juntos no te presté la atención suficiente...

- Jadel...

- Lo sé Ana, y también te presioné para que volvieras conmigo a Tenerife, pero lo hice porque te quiero.

En ese momento se lanzó hacia mí y me besó. No me dio tiempo a esquivarlo ni tampoco me aparté, simplemente no reaccioné.

- Jadel, no - dije cuando nos separamos - te agradezco que te disculpes, de verdad, pero no vuelvas a besarme.

- Ana, amor, podemos arreglarlo.

- No me llames amor. Y no hay nada que arreglar.

En ese momento me levanté y me fui a casa.

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Mimi

- Vámonos - le dije a Ricky, que estaba esperando en la puerta del teatro.

- ¿No viene Ana?

- No, se va a casa de su amiga Aitana.

- Pues vamos.

Los dos fuimos caminando hasta un bar de tapas que le gustaba a Ricky. Estaba lejos del teatro pero valía la pena, la comida allí era genial.

Después de comer, salimos del bar y nos dirigimos a casa. De camino pasamos por delante de una cafetería, y no sé por qué pero miré hacia el interior. En ese momento me detuve al ver una cosa, mejor dicho, a dos personas. Allí estaban Ana y Jadel sentados en una mesa juntos mientras yo los miraba desde la calle con la boca abierta.

Serendipia // WarmiTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon