Nuevos personajes. Nuevas locuras. Nuevas amistades. Nuevo chico. La secuela de She is one of the boys está aquí.
Dylan Carter logró sobrevivir a un cambio radical en su apariencia, a su caótico penúltimo año de secundaria y a un montón de alocadas...
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—Me alegra que hayas decidido no hacerlo —me comentó Matthew, dándome unas palmaditas de aprobación en la espalda.
—Fue por cuestiones de principios —le expliqué, encogiéndome de hombros.
Lo menos que quería hacer luego de que el día de escuela terminara era regresar a casa. Tenía ese profundo presentimiento de que mamá estaría ahí, y de que esta vez no iba a dejar pasar el sermón. No quería lidiar con ella ahora mismo. Necesitaba primero aclarar mi mente del día tan pesado que había tenido antes de enfrentarme a lo que sea que diría. Y Matthew, más Mikey's, era la mezcla perfecta para tener mi anhelado momento de paz.
Porque seguía sin saber de West. Y a este paso, mi orgullo de aguantarme y esperar su llamada estaba haciendo cosas peores en mí que la misma Dylan Sensible.
—Pues, me gustan tus principios —dijo, risueño—. Lo que no me gusta es que el entrenador considere que Brett está al mismo nivel que West.
—Pensar en que probablemente Mardshaw no escuche mi consejo está arruinando mi momento íntimo con esta belleza —le comenté, refiriéndome a la malteada de chocolate que tenía frente a mí—. Mejor... —Me detuve cuando por pura casualidad mis ojos pillaron a un chico al otro lado de la barra, hablando con Paige.
O mejor dicho, fingiendo que le prestaba atención a lo que Paige decía mientras se comía a Matthew con los ojos. Aparté la mirada antes de que se percatara de que lo estaba observando y me giré hacia Matt, esbozando una sonrisa.
—Mejor voltea disimuladamente porque hay un chico que te está mirando igual que yo miro siempre a mi malteada de chocolate —le susurré, divertida.
—¿Qué? —inquirió, queriendo hacer lo contrario a lo que le acababa de decir.
Lo pellizqué en la costilla para que no se girara a la velocidad de la luz como planeaba hacer.
El chico de ojos azules le sonrió a Matt encuanto se dio cuenta deque había captado su atención. Para mi sorpresa, el contacto visual entre ellos no duró demasiado. Mi amigo se volvió de nuevo hacia mí y le dio un largo sorbo a su malteada, sonrojado.
—Es lindo —dijo, fingiendo desinterés—, pero...
—Patrick —lo corté, sabiendo que lo mencionaría—. Sigues estancado con Patrick.
Él resopló, sacudiendo la cabeza.
—Sí... No sé cómo funciona esto de la relación abierta —confesó, pareciendo frustrado.
—Es por eso que no debiste haber aceptado en primer lugar —le dije, sincera—. Te está anclando a él con su término de mierda, ¿siquiera te ha hablado desde que regresaste a Estados Unidos?
Matthew se refugió en su bebida por segunda vez, tardándose en responder.
—Un par de veces —admitió, ahora luciendo avergonzado.
