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Al último les dejó la traducción de las palabras en italiano a español ❤

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—¿Por qué no fuiste?—pregunté. 

Se encogió de hombros.

—Ya me subí la vez pasada, me gusta más estar en tierra—dijo.

—Ya somos dos.

Nos sentamos en una de los bancos, sintiendo cómo el aire movía mis cabellos.

—¿De qué hablabáis christopher y tú?—preguntó, como quien no quiere la cosa.

Me solté a reír.

—Ya recordé que eres curioso—musité.

—Qué bueno que lo sabes, así que dime ahora—quiso sonreír.

—No, no te voy a decir. Eso es entre tu hermano y yo—no sabía por qué, pero la fierecilla se sentía demasiado bien provocando celos en Joel, o al menos, creyendo que lo hacía.

—Me voy a enterar, ya verás—amenazó y luego sonrió.

—Ya veremos—reí.

—¿Quieres un helado?—preguntó.

—¿Intentas sobornarme con helado?

El rió.

—¿Puedo?

—Lo siento, no—negué con la cabeza, divertido.

—Bueno, entonces te invito, ¿quieres?

Le miré, entrecerrando mis ojos en él.

—Sin mañas—alzó las manos.

—Está bien.

Nos paramos y nos dirigimos a la pequeña heladería que estaba enfrente.

—¿De qué lo quieres?—me preguntó.

—Chocolate.

Me sonrió y luego se dirigió hacía el chico rizado detrás del mostrador.

—Due gelato al cioccolato, per favore—musitó, con ese acento italiano ferozmente irresistible.

—Subito—dijo el chico y se dio la vuelta, tomando dos copas y depositando en ellas dos bolas grandes de helado de chocolate en cada una.

Le colocó chispas de chocolate arriba y luego nos lo entregó.

Yo le agradecí con una sonrisa. Joel le pagó al chico y éste se dio la vuelta de nuevo para tomar el cambio.

—Che bella coppia che fate—dijo él, cuando le devolvió el cambio a Joel y luego me sonrió.

Joel rió y guardó su cambio en el bolsillo trasero de su pantalón.

—Grazie—musitó.

Me sentí tonto, definitivamente tenía que aprender italiano.

Cuando salimos del establecimiento me mordí el labio inferior, indeciso de preguntarle a Joel, qué era lo que había dicho el chico.

—¿Está rico?—me preguntó él, con esa sonrisa burlona en su rostro.

—¿Eh? Sí—dije.

—Ni siquiera lo has probado—observó y luego comenzó a reír.

Qué torpe.

—Ah, sí, cierto—reí, sintiéndome de verás tonto—. Oye, ¿Qué dijo el chico cuando te devolvió el cambio?—pregunté, tratando de no verme curioso.El rió.

Manual De Lo Prohibido/Joerick [Adaptación] ||Terminada||Where stories live. Discover now