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—Hola—me dijo.

—Hola—musité, aun confundido.

—¿Puedo pasar?—preguntó.

—Adelante—animó zabdiel, esperando ver la escena que ya imaginaba.

Recordé las palabras de Chris de esta mañana, y me esforcé de verás por no sacarle provecho al asunto.

Al menos no a propósito.

Richard condujo sus pies hasta quedar atrás de mí, y luego yo cerré la puerta, temiendo por lo que pudiera pasar a continuación.

—Ten. Es para ti—me dijo cuando le miré y me extendió el ramo.

No quería, pero no pude evitarlo y miré por la colilla del ojo a Joel, quien tenía un ceño ligeramente fruncido.

Luego a zabdiel, quien con ojos como platos contemplaba la escena, ajena a la expresión de su novio y completamente emocionado.

—Gracias, Richard—tartamudeé, tomando el ramo.

—Te dije que lo haría y bueno, yo siempre cumplo—musitó.

Antes de que pudiera yo decirle algo, zabdiel habló, pero para Joel.

—Oh, amor, eso me hizo recordar—dijo—. Gracias por la rosa—besó su mejilla.
Joel, desconcertado, frunció el ceño.

—¿Qué rosa?—preguntó.

Oh, oh.

Pensé.

El corazón se me aceleró en un intento de explotar de nerviosismo y las manos desprendieron un poco de sudor frío.

—¡Eh, Joel!—dije, adelantándome a la situación—. La rosa que le dejaste a zabdiel ayer, como disculpa porque no pudiste venir, ¿recuerdas?—rogaba por que Joel me siguiera la corriente y también porque no se molestara conmigo.

Miré de reojo a Richard, quien sabiamente guardaba silencio y su rostro me decía que trataba de comprender lo que estaba sucediendo.

Los ojos de Joel me miraron, extraños.

Fue una mirada que no supe describir, sus ojos algo me dijeron pero yo no entendí, estaba demasiado nervioso como para ponerme a descifrar el mensaje que me gritaban.

Luego de un silencio, Joel retiró su mirada de mí y le sonrió a zabdiel.

—Sí, ya recuerdo—musitó—. De nada—dijo.

Suspiré de alivio.

Después de eso, zabdiel volvió al ataque.

—Y Richard, ¿a que se debe tan gran detalle con Erick?—preguntó zab, preparado quizá para la bulla.

—Emm...—tartamudeó.

—Porque somos excelentes amigos, ¿verdad, Richard?—interrumpí.

—Claro—dijo el interpelado.

—Chicos, les daremos privacidad. Richard y yo iremos a mi habitación—tomé la mano de Richard mientras que con la otra aun sostenía el ramo—. Vamos, Richard—lo llevé hasta mi cuarto, mientras que éste trataba de comprender mucho más todo lo que había ocurrido antes.

La mirada inquisidora de zabdiel estaba a mis espaldas y la de Joel, desconcertado, también nos seguía, hasta que nos deshicimos de ambas al cerrar la puerta.

Cerré los ojos y suspiré.

—Dios...—murmuré, aliviado.

—¿Qué acaba de ocurrir allí afuera?—preguntó, Richard.

Le miré y suspiré de nuevo, era hora de contarle todo.

—Tenemos que hablar, Richard—dije y le hice seña de que se sentara sobre la cama entre tanto que yo me sentaba a su lado y ponía el ramo sobre la almohada.

—¿Qué pasa?—preguntó, inquieto.

—¿Recuerdas ayer cuando te dije que si alguna vez te había gustado alguien prohibido?—inquirí, en voz baja.

Él asintió.

—Bueno...—guardé silencio por un minuto, mientras que los ojos chocolate de Richard esperaban que siguiera hablando— creo que estoy enamorada de Joel—admití, casi con un hilo de voz.

—¡¿Qué tú qué?!—farfulló.

—¡Shhh!—exclamé, para que bajara su tono de voz—. chris me hizo darme cuenta de ello.

—Pero es el novio de zabdiel, y él es tu mejor amigo—musitó, con un leve tono de desesperación.

—¿Y crees que no lo sé?—dije, triste—Pero uno no decide de quién enamorarse—cité, lo que hace unas horas había aprendido de Chris.

-¿Y lo de la rosa?

—Bueno, zabdiel llegó ayer y la vio tendida sobre la mesa de centro, me preguntó que si fuiste tú quien me la había dado y dije que no, ya sabes, no quería que empezara a especular más de lo que ya lo hace; entonces le dije que era Joel quien se la había dejado a él, porque no podía decirle que su novio me la había dado a mí—expliqué.

—Eres un gran amigo, Erick—me acarició el hombro.

—Claro que no, ¿qué clase de amigo se enamora del novio de su mejor amigo?—dije, en un chillido ahogado.

—Bueno, exceptuando eso. Entonces, ¿te molesta que yo...? Ya sabes.

—Richard, no quiero usarte para darle celos a Joel—bajé la cabeza.

—No siento que me uses. Aunque Joel sí se pone celoso, cosa que no debería.

—Eres un gran amigo para mí, Richard. Es así como yo te veo. Discúlpame.

—No tienes que pedir perdón por eso, Erick—sonrió—. Eres muy lindo, claro, pero también eres un amigo para mí.

—Gracias, Richard.

—¿Y ahora qué piensas hacer?—me preguntó.

—Trato de ignorar a Joel.

—¿Por eso no le abriste la puerta?—rió.

—¿Cómo sabes eso?

—Mi tía me dijo que lo vio sentado allá afuera, como si esperara.

Suspiré.

—No siempre podrás evitarlo, Erick-me dijo.

—Ya lo sé.

—¿Sabes? A lo mejor no es enamoramiento, simplemente es... deslumbramiento muy profundo—trató de animarme.

—¿Qué diferencia hay?

—Que en uno estás enamorado, en el otro no—rió, pero su broma no provocó nada en mí e inmediatamente volvió a la seriedad—. Cuando me ocupes, sabes que voy a estar allí—me acarició la rodilla.

—Gracias, Richard. En serio, gracias.

Una vez aclaradas las cosas, Richard y yo pasamos el rato riéndonos, aunque mi risa no fuera con mucho sentido.

—Creo que ya es hora de irme. No quiero perderme la cena—dijo Richard, tocandose la tripa.

—Está bien. Ojala podamos vernos mañana—sonreí.

—Claro.

Me paré para abrir la puerta de mi habitación y Richard me siguió.

En cuanto la madera me dejó ver la escena exterior, deseé cerrarla de nuevo de un solo portazo. ¿Cuántas veces se necesitaba ver la escena amorosa entre
Joel y zabdiel para que mi corazón se rompiera por completo? Me paré en seco y Richard detrás de mí.

Joel y zabdiel se separaron y sus bocas volvieron a ser dos.

Algo dentro tironeó mi corazón.    












GRACIAS POR LAS 1K DE LEÍDAS NO SABEN LO FELIZ QUE ME HACEN

Ahre re cursi xD

Manual De Lo Prohibido/Joerick [Adaptación] ||Terminada||Where stories live. Discover now