8. Fiesta en la piscina

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-Marinette Dupain Cheng, sal en este momento o te sacaré yo de ahí.- amenazó una hermosa joven de piel morena con los brazos cruzados sobre el pecho. No se veía para nada feliz de aquella situación. Hacía bastante calor y lo único que quería era meterse de inmediato al agua para jugar un rato.

-¿Que sucede?-preguntó un rubio joven de verde mirar, que derretía al mismísimo sol con su imagen. No llevaba nada cubriendo su torso, tan sólo llevaba su muy exclusivo bañador color verde. Las gotas recorrían su cuerpo, protegido con protector solar.

-Marinette no quiere salir del cambiador.- respondió la joven, mirando ofuscada la pequeña carpa en la que su mejor amiga se escondía.

Adrien se acercó a la carpa, con una sonrisa dulce en sus labios.- Mari, el agua está en una temperatura excelente. No tienes que sentirte avergonzada, si te quedas en el agua nadie va a verte.

-No es por eso.- dijo la Dupain, con la voz firme pero temerosa.- no estoy acomplejada por mi cuerpo.

-Un poquito si.-susurró Alya al modelo.

-¿Entonces cuál es el problema?-inquirió, confundido.

-Creo que las medidas del traje de baño fueron muy reducidas.-respondió, sumamente avergonzada.

Alya rió, entendiendo todo.- No están reducidas, yo las cambié porque estabas tapando todo.

El rubio la miró confundido. No es que tuviera mucha experiencia sobre la relación que las dos chicas tenían, pero Alya parecía bastante satisfecha con la travesura que le había jugado a la franco-china y no sabía si eso saldría bien o mal.

-No voy a salir.-declaró la joven desde adentro. Su voz no tenía ninguna modulación. Sonaba seria, como enfadada y entonces Adrien temió estar en medio de lo que podía resultar una guerra campal en la defensa de la intimidad de la de cabello oscuro.

Alya suspiró, mirando al cielo. Se ajustó los lentes y entró al vestidor, de donde sacó a Marinette pese a la gran resistencia que esta mostraba por abandonar la pequeña carpa que servía para ocultarla.- Estoy muriendo de calor, apresúrate y veme en la piscina.-respondió la de lentes, con una sonrisa juguetona, después de lanzar a Marinette a los brazos del joven rubio que, sin saber que hacer, se había quedado a mirar el espectáculo.

El traje de baño era bonito.

-Son dos piezas.-dijo el rubio, sin apartar la mirada ni sus manos de la cintura de la chica. Quiso comentar lo favorable que le lucía, pero no había forma cortes de decir algo así, pues el atuendo era tan pequeño, entallado y ardiente, que de abrir la boca seguramente algo vergonzoso saldría de ella.

Las palabras de la chica, quedaron atoradas en su garganta. No sabía a donde dirigir su mirada, pues sabía que de mirar a la piscina encontraría a Alya tomando fotos con su sonrisa de maldad tatuada en el rostro; de mirar a la barra, encontraría a Rose y Juleka haciendo caritas vergonzosas y de mirar al frente, encontraría al más grande crush de su existencia mirándola con el rostro sonrojado.

-Te ves preciosa.

Su piel ardió, y no solo por el contacto del modelo. Maldita Alya.

Mes AdrinetteWhere stories live. Discover now