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Taehyung había pasado su día  jugando videojuegos y comiendo chatarra, generalmente tenía los días libres durante la semana, pero quedaba tan cansado de sus noches que la pasaba dormido.

Alquilaba una habitación en un departamento compartido con más personas que se dedicaban a "la buena vida".

En realidad Taehyung no estaba inconforme con su vida, claro que le alegaría tener un trabajo más decente y así no tener que mentirle a su madre cuando ocasionalmente la llamaba.

Pero estaba bien, tenía la solvencia para comprarse todo lo que quisiera y podía dormir todo el día. Todo por el precio de ser jodido por hombres todas las noches, pero ese era un detalle extra que él podía -y prefería- ignorar.

En ese preciso momento estaba acurrucado y envuelto como bolita en una manta mientras veía series animadas por la portátil, cualquiera que viese la forma en la que vivía lo llamaría infantil y al tiempo se retractaría al saber su trabajo.

Era fan de coleccionar figuras, comer golosinas y ver animación, todo esto porque así podía recordar a sus hermanos, a esos cinco pequeños a quienes tuvo que abandonar con su madre en busca de una buena vida, claro que les enviaba una cantidad al mes, pero aquello no compensaba el abandono.

Decidió dormir, pocas eran las noches en las que podía sólo poner un pijama, prender su lámpara de noche y cerrar los ojos, tranquilo porque podría estar en una cama y nadie intentaría tocarlo.





...





Era responsabilidad de Jin el llevar el inventario de bebidas en el lugar, él se encargaba de hacer los pedidos, recibir, almacenar y estar al tanto de la cantidad que se consumía por noche.

Se consideraba alguien con suerte por no gustar de ese tipo de bebidas a pesar de trabajarlas diario. Solía llegar un poco más temprano en algunas ocasiones, pues al ser en su mayoría cristal con lo que trabajaba prefería mantenerlo todo en orden.

Tenía la bodega abierta y las luces encendidas, no era un lugar muy grande, pero era donde el solía guardar sus cosas y tomar un descanso luego de atender, tenía un pequeño escritorio y una silla corrible.

Terminó su inspección y dejó su tablero de apuntes sobre el escritorio, se agachó un poco para poner encima el marcador que había resbalado por el otro extremo.

- Tal vez debas inclinarte un poco más a la derecha. - Jin se levantó enseguida y miró en dirección a la puerta.

- ¿Qué haces aquí? - Jungkook se alzó de hombros, estaba recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su torso.

- Verte. -

- Creo que no formule bien mi pregunta, ¿Porqué estás aquí? -

- Digamos que amanecí con una necesidad inmensa de hostigar a cierto castaño engreído. -

- ¿Disculpa? - Jungkook asomó fuera de la bodega y al cerciorarse de que no estaba nadie cerca la cerró pasando pestillo. - ¿Qué hacés? - El pelinegro se acercó sigiloso mientras Jin retrocedió hasta topar con el escritorio.

- ¿Porqué te haces el difícil cuando es tan notorio que me deseas? -

- N-no sé de que hablas. - imbécil, pensó al tartamudeo.

- Oh, claro que lo sabes. ¿Te gusta como bailo? - El más grande alzó el rostro, desafiante, y Jungkook sonrió pasando ambos brazos al rededor del cuerpo del chico y recargándose en el escritorio. - Sé que me mirás, aún cuando quieras negarlo. Te gusto. -

- Claro que no. - En la poca cordura que aún tenía recuperó la compostura, pegando su pecho al de Jungkook para empujarlo. - Eres un mocoso inmaduro. -

- Soy más hombre de lo que creés. Ya te lo dije, la edad solo es un número, y honestamente, a mi no me importa. -

- ¿Qué gano yo con aceptar tus propuestas?, lo único que quieres es donde enterrar aquello dentro de tus pantalones, tienes a muchas personas rogando un poco de tu atención. -

- Y más sin embargo estoy aquí rogando por la tuya. -

- ¿Quieres follar?, búscate a Jimin o uno de los tantos de aquí con quienes te lías. -

- Pareces molesto al saber de mis líos. -

- Por supuesto que no, lo que hagas con tu vida sexual no es mi problema. -

- Claro que lo es. Llevó tres días con el mismo problema y no consiguiré saciarme hasta que te encargues de él. - Jin abrió los ojos todo lo que su rasguez pudo cuando el pelinegro tomó una de sus manos y la llevó sobre su entrepierna. - ¿Lo sientes?, ¿ves lo afectado que me tienes? -

El castaño quisó apartar su mano pero Jungkook la apretó más en su contra y gimió audible.

... Maldita sea ...

El mocoso la tenía más grande de lo que sus extravagantes trajes dejaban a la imaginación, estaba jadeando y tenía los labios entreabiertos, todo eso viendo atentamente los ojos de Jin. Jungkook era toda una tentación andando.

- Vamos, sé que lo deseas... - Y antes de que él mayor pudiera pensar ya había sido montado al escritorio con el otro adentrándose a sus piernas.

- Jungkook, no. ¡Ah! - El menor comenzó a meserce sobre él, dejando su peso en la ingle y haciendo una exquisita presión. Jin hecho la cabeza hacia atrás, sosteniéndose de los extremos del escritorio y dejando al otro todo el trabajo.

El pelinegro besaba su cuello, pecho y clavículas, no dejando ni un lugar libre de sus labios, bajo una de sus manos, abriendo el pantalón de Jin para bajarlo un poco y liberar la erección aún en sus bóxers, luego se ocupó del propio y volvió con los vaivenes.

Jin se negaba a abrir los ojos, había mordido sus labios hasta ponerlos hinchados, podía sentir el sudor correr por su frente, y el escritorio había comenzado a chocar a la pared con fuerza.

Jungkook parecía no tener límite, puesto que cuando Jin creía que los movimientos eran todo el lívido alto y suelto de Jungkook este aumentaba el ritmo a niveles inexplicables.

Era más rápido, más fuerte, más duro.

Y entonces se corrió.











B U G A .vh/ym/jnkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora